Asia

La lucha de ACN para evitar la “extinción” de la minoría cristiana de Irak: becas y la reconstrucción de casas e iglesias

  • La fundación pontificia ha presentado esta mañana su campaña ‘Los últimos cristianos de Irak’
  • ACN apoya a la exigua minoría cristiana, que, tras el éxodo, apenas se compone ya de 250.000 personas, el 1% de la población





Apenas tres días antes de que el papa Francisco pise el país, Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) ha presentado, este martes 2 de marzo y de un modo telemático, su campaña ‘Los últimos cristianos de Irak’, en la que ya viene trabajando desde mucho tiempo atrás y que, en esta nueva fase, hace hincapié en la reconstrucción de casas e iglesias y, de cara a los más jóvenes, para tratar de evitar su éxodo, en la oferta de becas a 150 estudiantes, durante los próximos cuatro años, en la Universidad Católica de Erbil (CUE).



El proyecto, que tiene un coste de 1,5 millones de euros, ha sido presentado esta mañana en la sede madrileña de ACN por Javier Menéndez Ros, el director nacional de la entidad; Philipp Ozores, secretario general de ACN Internacional; y Behnam Benoka, sacerdote sirio-católico en Bartella, en la Llanura de Nínive.

El mayor éxodo en todo Oriente Medio

Menéndez Ros ha lamentado la situación de “extinción” de la minoría cristiana de Irak, que ha padecido “el mayor éxodo en todo Oriente Medio”. De ahí que, en los últimos diez años, ACN lleve invertidos cerca de 50 millones de euros para apoyar a “una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo”, presente en la misma Biblia, configurada por nueve confesiones y que, tras la huida del país de muchos de sus miembros en este tiempo de guerra y persecución, se ha quedado en menos de 250.000 personas, en torno al 1% de la población.

Por ello, la fundación pontificia se ha volcado en el último lustro de un modo especial con las comunidades cristianas del norte de Irak y del Kurdistán, algo que ha concretado ya en la reconstrucción de 369 casas y 14.035 iglesias y edificios arrasados por el autodenominado Estado Islámico, que en el verano de 2014 invadió Mosul y la Llanura de Nínive.

Un mensaje de perdón

Tras ser liberada la región en 2017, ACN comenzó una ardua labor de reconstrucción, aunque conscientes de que la población local sigue golpeada por “la pobreza, la violencia y la inseguridad” en una “tierra manchada de la sangre de los mártires”. Aunque, simbólicamente, como ha valorado Menéndez Ros, en buena parte de esa comunidad cristiana también aflora la palabra “perdón” dirigida a los “terroristas” que les han destrozado la vida.

Philipp Ozores ha apelado a “una semilla de esperanza” para la minoría cristiana, cuya atención hacia ellos “comenzó ya en los años 80, en una ayuda pastoral para lo que entonces eran un millón y medio de personas”. Con el tiempo, el apoyo ha ido dando mayor importancia a “la urgencia humanitaria, aunque siempre sin perder de vista lo pastoral”.

La educación, objetivo clave

El secretario general de ACN Internacional ha enfatizado que, en todo momento, incluso en los años más duros de invasión y desplazamiento, entre 2014 y 2017, siempre han tenido claro “que había que poner a la educación como una de las prioridades”, fomentando escuelas y centros de enseñanza aunque fuera en los propios campamentos de refugiados.

Además, Ozores ha manifestado que el espíritu de los cristianos que aún siguen en su tierra se manifiesta en toda su fuerza al ver cómo ellos mismos, desde los mayores a los más jóvenes, se están implicando en la reconstrucción de los templos que fueron arrasados y en los que los yihadistas dejaron todo tipo de muestras de escarnio, grabando sus propios nombres en las columnas, mutilando las imágenes de los santos o utilizando los atrios como campos de entrenamiento de tiro.

En el corazón del Papa

Por su parte, Behnam Benoka ha agradecido que el Papa “nos ha demostrado que estamos en su corazón, algo que nos hacen llegar también todos los cristianos del mundo”. Siendo sus mayores retos “la falta de paz y seguridad”, presentes aún en la zona “muchas milicias que están en contra de nuestra presencia aquí”, el sacerdote advierte que “la persecución étnico-religiosa” busca una “limpieza” que ni mucho menos se ha diluido con la derrota del Estado Islámico.

Otro problema acuciante es “la falta de trabajo, sobre todo en este tiempo de pandemia, en el que muchas tiendas están cerradas”. De ahí el lamento al señalar la “injusticia” de que “el Gobierno local ordene cerrar sus comercios a los cristianos, pero no a los de los musulmanes, que siguen abiertos”. Otro modo, sibilino, de “cambiar la demografía local, tratando de borrar la presencia cristiana de la Llanura de Nínive y dejar esta zona a los musulmanes chiítas”. “Eliminando a los cristianos –ha sentenciado–, como hacen día y noche, su plan será muy fácil…”. Benoka ha concluido poniendo su esperanza en que el Papa, además de en sus conversaciones privadas con las autoridades locales, “denuncie en sus discursos esta persecución y defienda el amor en Irak”.

Un signo de solidaridad

En la memoria de ANC se cita el testimonio, por escrito, del fundador de la CUE, el arzobispo caldeo de Erbil, Bashar Warda, quien ha destacado que estas 150 becas para la única universidad católica en todo Irak “no solo beneficiarán a un cierto número de jóvenes que esperan un futuro mejor, sino que son un fuerte signo de solidaridad hacia los cristianos y todas las demás minorías de la región”. Y es que, como conoce de primera mano, la CUE, en la que la mayoría de sus estudiantes son desplazados internos que huyen del conflicto, es “un faro de luz y símbolo de esperanza para la generación más joven”.

De hecho, a los alumnos del centro, unidos por el dolor ante la situación del país, no les separan en absoluto sus diferentes creencias religiosas: el 72% son cristianos; el 10%, musulmanes; y, el 18%, yazidíes. Además, el 54% de sus 170 alumnos son mujeres, algo fundamental en una sociedad que quiere mirar al futuro escapando de los fundamentalismos que, en buena parte, buscan alejar a la mujer de la formación y la autonomía.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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