“Los sufrimientos están en el corazón de las personas, pero seguimos viniendo, con más intensidad que nunca, a pedir al Señor que nos ayude”, han sido las palabras emocionadas del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, en su homilía hoy, primer viernes de marzo, en la basílica de Medinaceli, en la que, sin embargo, no ha habido besapiés. Una celebración en la que, si bien los devotos han mostrado su emoción por volver a estar ante el Cristo tras un año de pandemia, ha estado marcada por las medidas de seguridad a causa de la misma.
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Este es el segundo año consecutivo que la pandemia frena las visitas al Jesús de Medinaceli. Ha habido colas para entrar en la basílica, aunque los fieles no hayan podido tocar al Cristo para evitar los contagios por coronavirus. El año pasado, antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma y el confinamiento de la población, los primeros contagios ya habían obligado a suspender el besapiés. En esta ocasión, los fieles si han podido acercarse hasta el templo. Eso sí, con mascarilla.
Presencia en el acto
“Vengo, como pastor de la Iglesia que camina en Madrid, a pedir al Señor que proteja, que cuide, a todos los hombres y mujeres que habitan este territorio”, ha dicho Osoro. “Haznos salir de esta oscuridad, haz que vuelva la alegría y la esperanza a esta archidiócesis de Madrid”, ha pedido el purpurado.
Por su parte, Miguel Ángel Izquierdo, vicehermano de la Archicofradía de Jesús de Medinaceli, expresó su deseo de que “volvamos a estar el año que viene los que estamos”, y ha recordado de aquellos a los que el coronavirus se ha llevado, como Pilar Fernández, delegada de formación, y su marido, que murieron al comienzo de la pandemia con un mes de diferencia.
Asimismo, la oficina de Turismo de Israel ha estado presente hoy en la basílica del Cristo de Medinaceli para expresar la unión de Tierra Santa con los fieles que se han acercado al templo, entregando un obsequio a uno de ellos de la mano de fray Benjamín Echevarría, Guardián de la Basílica de Medinaceli.