Los obispos del Pacífico y Suroccidente de Colombia, tras una reunión de urgencia para analizar la grave situación de estas regiones del país azotadas por la violencia, a una voz han pedido: “¡Abramos los oídos y los corazones, pues el grito del hermano que sufre sube al cielo!”.
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Los prelados de Apartadó, Quibdó, Itsmina-Tadó, Buenaventura, Tumaco, Guapi, Popayán, Tierradentro, Pasto, Ipiales, Cartago, Buga, Palmira y Cali, reunidos en Buenaventura, indicaron que tuvieron la oportunidad de conocer de cerca “las realidades de incertidumbre, pobreza, dolor, muerte y desesperanza”.
Además han expresado su solidaridad y cercanía por Rubén Darío Jaramillo, titular de Buenaventura, quien ha venido recibiendo amenazas contra su vida desde hace algún tiempo, palabras que extienden a las comunidades del territorio.
Compromiso real y oportuno
“Con la fuerza de Dios que sigue actuando en la historia de nuestros pueblos, como pastores no nos resignamos a aceptar estas situaciones”, han indicado.
Incluso enumeran una serie de causas de la actual situación como “el incremento de grupos armados, la corrupción, la extorsión, la pérdida de fe y valores, la ineficiencia de amplios sectores públicos y privados y el maltrato de la casa común”.
Por tanto “nos comprometemos y exhortamos a los gobernantes y todas nuestras gentes a trabajar decididamente en la búsqueda de soluciones integrales a corto y mediano plazo, que hagan posible la transformación verdadera de esta triste y angustiante realidad”.
Foto: CEC