La Cuaresma, la Semana Santa, Sevilla misma, emerge como gran exposición In nomine Dei. Este es el título de la muestra que el Consejo de Hermandades de Sevilla y la Fundación Cajasol han abierto al público hasta el 4 de abril, Domingo de Resurrección, para “para llenar el vacío emocional que va a quedar al no haber Semana Santa por segundo año consecutivo en la ciudad”, según describe su comisario, Antonio Garduño.
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“En las circunstancias que estamos, la necesitábamos”, afirma. Las 74 hermandades de Sevilla, todas las que participan en la Semana Santa más las de Vísperas –incluso seis de otras provincias, como Cádiz o Huelva–, han aportado 268 piezas que, como describe Garduño, “recogen el esfuerzo por crear y engrandecer su valioso patrimonio artístico. Madera, plata, seda y oro, la imaginación de los artistas y las manos de los artesanos para rendir culto a Dios”.
Suspendidas las estaciones de penitencia por la pandemia, la procesión irá por dentro, en la sede de la Fundación Cajasol, la antigua Real Audiencia de la plaza de San Francisco. “Así es como Sevilla expresa su devoción”, y así resume el comisario lo que el visitante puede ver detrás de la cruz de guía de la hermandad de la Carretería, la más antigua que procesiona, de 1700. “Sevilla siempre anda detrás de una cruz, y es una cruz de guía la que preside. Es lo primero que va a ver el visitante cuando llegue a esta exposición, que es como una cofradía interna”, explica el comisario.
Son seis salas que atraviesan la historia de la Semana Santa, la escultura ornamental, la orfebrería, la joyería, el bordado y el paso de palio; esta última, dedicada a la Virgen, la acoge el gran patio interior del palacete de la plaza de San Francisco.
Bienes de las hermandades
“Cada una de las obras son una página de la historia de las cofradías y un tributo a los que las soñaron, las ejecutaron y las financiaron, a todos los que disfrutaron engrandeciendo los bienes de las hermandades, considerando el arte como un tributo a lo sagrado y una forma de comunicarse entre los hombres”, expone Garduño. No hay ninguna imagen titular, porque en Sevilla no se ceden para exposiciones y permanecen expuestas al culto en sus templos.
“Así narramos los orígenes de la Semana Santa de Sevilla del siglo XIV hasta la actualidad”, explica el comisario. “La gente se va a sorprender muchísimo. Hay muchas cosas curiosísimas, desde el Libro de Reglas de la O, que da origen a la hermandad en 1561, al Libro de Asiento de la hermandad de los Negritos, del siglo XVI, donde están registrados los hermanos, todos esclavos, y también sus dueños”, relata Garduño.
Imágenes secundarias
La “imaginería ornamental” de los pasos tiene, no obstante, un singular protagonismo en el segundo de los espacios expositivos. “Es la primera vez que en Sevilla se hace algo semejante”, sostiene el comisario, quien destaca obras cumbre de La Roldana, de Francisco Ruiz Gijón, de Antonio Barbero, de Luis Ortega Bru o, ya de contemporáneos, como José María Leal. Casi todos repiten en la galería del patio, en el espacio dedicado a las “figuras secundarias” que acompañan a los titulares. Son nada menos que 24.
“Empieza en el siglo XVII, con Antonio de los Arcos y La Roldana, y sus tallas de los ladrones de la Exaltación, y termina con el San Juan de Bellavista, estrenado hace un par de años, pasando por el Pilatos de San Benito, el Judas de la Redención, el ángel de Monte Sión, las ‘marías’ del Santo Entierro, los santos varones de la Carretería, el sanedrista de la Paz o el Cirineo de San Isidoro, talla de Francisco Ruiz Gijón fechada en 1688, que es una de las mejores imágenes de la Semana Santa de Sevilla, entre las secundarias evidentemente”, como reconoce el propio comisario.