Durante la tarde del viernes, la provincia de Formosa se convulsionó al conocer la decisión del gobierno provincial de regresar a la fase 1 del aislamiento por 17 nuevos contagios de Covid-19.
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La gente salió a la calle para protestar y se hizo escuchar con cacerolazos y bocinazos en el centro de la capital. Los comerciantes mantuvieron abiertos los negocios contra el decreto del toque de queda, desobedeciendo las medidas dictadas por las autoridades.
La situación empeoró cuando la policía salió a reprimir a los manifestantes con balas de goma y gases lacrimógenos. Hubo una gran cantidad de heridos y detuvieron a 93 personas.
La voz de la Iglesia
Los miembros de la Comisión Ejecutiva ofrecieron su cercanía y solidaridad al obispo de Formosa, José Vicente Conejero Gallego, ante estas manifestaciones violentas.
Expresaron que si bien es preciso adoptar medidas sanitarias para combatir los efectos de la pandemia, “de ninguna manera puede aceptarse el ejercicio de cualquier forma de represión violenta contra ciudadanos que reclaman por la plena vigencia de sus derechos humanos y sociales”.
Apelaron al diálogo y la amistad social como recurso para superar esta situación y alejar “definitivamente cualquier forma de prepotencia personal o institucional”.
Los obispos prometieron su oración por toda la comunidad para que cese la violencia, y encomiendan la súplica a la Virgen del Carmen y a Cristo, Señor de la Historia.
Foto: Télam