Silencio del Papa en Mosul. Semblante más que serio. En el epicentro de la persecución cristiana a manos de Estado Islámico. En una ciudad en ruinas. Francisco cumplía esta mañana el deseo de ser uno más entre los creyentes que han sufrido el zarpazo de quienes intentaron aniquilarlos. Y lo hizo a través de una sencilla oración durante la tercera jornada de su viaje a Irak. ¿El escenario elegido? La plaza de la Iglesia, un espacio en torno al que se levantaban los cuatro templos cristianos más antiguos de la ciudad que fueron destruidas por el ISIS.
Desde allí, el Papa clamó por las víctimas de una guerra: “Es cruel que este país, cuna de la civilización, haya sido golpeado por una tempestad tan deshumana, con antiguos lugares de culto destruidos y miles y miles de personas —musulmanes, cristianos, yazidíes y otros— desalojadas por la fuerza o asesinadas”, lamentó.
Acompañado por el arzobispo de Mosul y Aqra de los caldeos, Najeeb Michaeel, y el gobernador de Mosul, el sucesor de Pedro reivindicó que “la fraternidad es más fuerte que el fratricidio, la esperanza es más fuerte que la muerte, la paz es más fuerte que la guerra”. Para el Papa argentino, “esta convicción habla con voz más elocuente que la voz del odio y de la violencia; y nunca podrá ser acallada en la sangre derramada por quienes profanan el nombre de Dios recorriendo caminos de destrucción”.
En un sencillo acto, también intervinieron el sacerdote Rail Kallo y Gutayba Aagha, un musulmán sunita, que conmovieron al Pontífice con su testimonio en el que relataron el exilio de tantas familias, pero también el deseo de convivir en paz. Y es que, el dolor en Mosul sigue estando muy presente, a pesar de que los yihadistas fueron derrotados en 2017. De hecho, se palpa en una ciudad que todavía está en ruinas.
“Junto decimos que no al fundamentalismo, al sectarismo y a la corrupción”, entonó el arzobispo Michaeel, que presentó a los jóvenes como “la semilla” que puede hacer posible esa “fraternidad universal” que Francisco plantea en le encíclica ‘Fratelli tutti’. Aagha hizo un llamamiento a los cristianos para que vuelvan “a recuperar sus propiedades, a abrir sus negocias, a abrir a sus casas”, Por su parte el párroco de la iglesia de la Anunciación de Mosul, Rail Kallo, compartió que regresó hace tres años a la ciudad, después de que fuera liberada y cómo en este tiempo se ha sentido ayudado para reconstruir el templo, destrozado por el ISIS. “Mis hermanos musulmanes me han acogido con amor”, subrayó, a la vez que apuntó que su comunidad cristiana ha pasado de tener 500 familias a solo 70. “Los católicos tienen miedo de volver, pero en Mosul todo el mundo se ha dado cuenta de la importancia de que los cristianos vuelvan”, añadió.
“La trágica disminución de los discípulos de Cristo, aquí y en todo Oriente Medio, es un daño incalculable no sólo para las personas y las comunidades afectadas, sino para la misma sociedad que dejan atrás”, evaluó Francisco ante estos testimonios.
Retomando la imagen de la alfombra que usó el viernes para describir el trabajo artesanal que constituye hilvanar la unidad en la diversidad, el Papa apuntó hoy que “un pequeño hilo salido puede estropearlo todo”.
Frente a ello, Francisco animó a los católicos iraquíes a promover una “experiencia fraterna” con los musulmanes en aras de la reconciliación desde tres principios: “acogida, respeto y colaboración”.