Manos Unidas aprobó en 2020 45 proyectos, por importe de 2,7 millones de euros, destinados, específicamente, a trabajar por los derechos de las mujeres y la equidad. Estas iniciativas beneficiaron de manera directa a más de 84.000 mujeres. La entidad eclesial celebra este 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer poniendo el foco en las “graves” consecuencias económicas y de carácter psicológico que está teniendo la pandemia del Covid-19 en millones de mujeres.
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Según detallan en un comunicado, durante el confinamiento, las mujeres a las que apoya Manos Unidas han visto cómo su carga de trabajo se multiplicaba por tres. Además, el cierre de los colegios ha aumentado los casos de abusos contra las niñas, el abandono escolar y los embarazos adolescentes. Y es que “la crisis del coronavirus ha traído consigo un empobrecimiento generalizado entre los colectivos más vulnerables, que suelen estar encabezados por las mujeres”.
“Las mujeres con las que trabajamos han visto cómo su carga de trabajo se multiplicaba por tres. Normalmente ellas son las que buscan en el comercio ambulante una fuente de ingresos para alimentar a la familia y, a la vez, cuidan de sus hijos y se encargan de los quehaceres de la casa”, explica Lissette Hernández de la Asociación Kalli Luz Marina, organización civil para la promoción y defensa de los derechos humanos de las mujeres indígenas de la región de las altas montañas en el Estado de Veracruz, socio local de Manos Unidas en México.
Hernández señala también lo que supone para las mujeres el cierre de los centros escolares. “Las mujeres son las que están dando seguimiento a la educación de los hijos en las casas. Muchas veces en los hogares no cuentan con los medios para que los hijos sigan las clases (internet, ordenadores…) y son las madres las que se encargan de ir donde los maestros a buscar y entregar las tareas y de trabajar con los hijos”, indica.
Mujeres maltratadas
“La realidad de estos meses está demostrando que el hogar, un espacio que en teoría debería ser seguro, se ha convertido en una trampa para muchas mujeres víctimas de la violencia”, apunta. Además, la pandemia ha retrasado muchos de los procesos judiciales en marcha “y las mujeres se están viendo obligadas a convivir o a encontrarse con sus maltratadores, con el consiguiente riesgo para ellas”, añade.
En este sentido, Raquel Reynoso, presidenta de la Asociación SER en Perú y socio local de Manos Unidas en el país andino, denuncia que, durante los primeros meses de confinamiento, desaparecieron en Perú 900 mujeres, un promedio de ocho mujeres al día. “Desde el confinamiento ha habido un incremento de las llamadas y denuncias por violencia familiar”, subraya. Esto se debe, en gran parte, a que las restricciones de movimiento y la cuarentena han contribuido a que las mujeres estén más aisladas de sus familiares y de las redes de apoyo.
“Las mujeres empobrecidas son las más pobres entre los pobres”, asegura, desde Israel, la misionera Alicia Vacas. La religiosa comboniana se refiere, específicamente, al colectivo de mujeres migrantes africanas en busca de asilo en Israel, “las más vulnerables entre los vulnerables, por ser mujeres, por ser migrantes y por ser africanas”.
Por una igualdad efectiva
Por otro lado, el cierre de los colegios ha aumentado, también, los casos de abusos contra las niñas, el abandono escolar y los embarazos adolescentes. “En Mukuru (Kenia) hemos dedicado parte de los fondos al apoyo psicosocial a adolescentes que han quedado embarazadas durante el confinamiento. En Patna, la capital del estado indio de Bihar, continuamos apoyando un programa de apoyo a mujeres vulnerables residentes en ‘slums’”, detalla Encarni Escobar, del Área de Proyectos de Manos Unidas.
La pandemia ha acentuado las múltiples discriminaciones que, ancestralmente, padecen las mujeres. Por ello, “desde sus comienzos hace ya 62 años, Manos Unidas ha trabajado por la igualdad efectiva, en derechos, capacidades y oportunidades entre mujeres y hombres”, asegura. Ese es uno de los principales objetivos de la ONG de la Iglesia católica y “por eso, la ‘mirada de género’ está presente en nuestro trabajo diario”, reconoce.