“Los efectos de la pandemia no son neutros en cuanto al género: las mujeres son doblemente golpeadas por un modelo estructural en el que al flagelo de las violencias machistas se suman otras desigualdades”, argumentan
Cáritas denuncia este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, que el Covid-19 también tiene rostro de mujer. Y es que la pandemia aumenta las barreras en el desarrollo personal y laboral de las mujeres acompañadas por la entidad eclesial, pues su red de apoyo y escucha es testigo de cómo el coronavirus está disparando las dificultades que impiden su acceso a una vida digna, como detallan en un comunicado.
La ONG de la Iglesia alerta de cómo la pandemia está aumentando las desigualdades entre hombres y mujeres, y las graves vulnerabilidades a las que ellas se tienen que enfrentar cada día tanto en los ámbitos económico y social como educativo.
Los efectos de la pandemia no son neutros en cuanto al género de las personas acompañadas por Cáritas. Las mujeres son doblemente golpeadas por un modelo estructural, en el que al flagelo de las violencias machistas se suman las desigualdades múltiples, como son el origen étnico, la edad, la situación socioeconómica, la discapacidad o la ubicación geográfica, que impactan en las mujeres en condiciones más precarias y aumenta su riesgo de exclusión social.
“Si en 2020 decíamos que la pobreza tiene rostro de mujer, en 2021 podemos atestiguar, por nuestra experiencia, que los efectos de la pandemia también lo tienen”, señalan.
Y este retroceso es global, según desarrollan: “A través de la red internacional de Cáritas y del apoyo que Cáritas Española presta en terceros países al trabajo con mujeres vulnerables que desarrollan las Cáritas nacionales, se constata que las mujeres tienen puestos de trabajo de mayor precariedad, no solo en cuanto a salario, sino a condiciones laborales, inestabilidad o vulneración de derechos, además de mayor probabilidad de estar empleadas en el sector informal”.
Las mujeres, además, afrontan desventajas de acceso igualitarias para las mismas prestaciones sociales, conforman la mayoría de los hogares monoparentales y son las principales sustentadoras de los cuidados familiares. A ello se une el incremento de las situaciones de violencia que se ha producido durante el confinamiento domiciliario obligado por la pandemia.
Cáritas acompaña a más de 80.000 mujeres en situación de exclusión social en España a través de diferentes programas. En 2019, el conjunto de la Confederación Cáritas en nuestro país proporcionó atención especializada a 9.703 mujeres a través de 42 proyectos diferentes en más de 40 localidades. A ello se suma una importante acción a nivel internacional, con el apoyo a proyectos en 48 países de todo mundo.
Ante la celebración del 8 de marzo en un año en el que la pandemia ha agudizado aún más las desigualdades, especialmente las de género, Cáritas pone el acento en la necesidad de un cambio de mirada en pro de la igualdad que tenga en cuenta algunos cuatro elementos clave:
“Las mujeres y las niñas, sin duda alguna las más afectadas por la grave crisis mundial creada por la pandemia, son también el pilar fundamental en la recuperación y construcción de un mundo más justo, solidario e inclusivo”, incide Cáritas. En los procesos de acompañamiento a las mujeres en exclusión, “somos testigos de la activa capacidad de liderazgo y autonomía de las mujeres a la hora de protagonizar su propio desarrollo, lo que demuestra en qué medida es posible otro modelo de sociedad basado en la igualdad”, añaden.
Para Cáritas, urge que todas las políticas públicas pongan en el centro a las mujeres y las niñas en todos los ámbitos, y acaben con las dinámicas de exclusión social. “Si no ampliamos la mirada, si no incorporamos el enfoque de género en la lucha contra la pobreza y la exclusión social en un momento tan importante como el actual, se estará perpetuando y reforzando la desigualdad de nuestro sistema”.
En este 8 de marzo, Cáritas insta a las Administraciones públicas, a los responsables políticos, a los agentes económicos y sociales, a la comunidad cristiana y a la sociedad en su conjunto a “promover y poner en marcha planes de respuesta a la actual crisis sanitaria, social y económica que aborden las repercusiones de la pandemia en función del género, promoviendo una educación en igualdad con el objetivo de erradicar la transmisión intergeneracional de la desigualdad de género en la que se basa nuestro actual sistema”.