El vicesecretario para Asuntos Económicos del Episcopado y la directora de la Oficina de Transparencia, Ester Martín, presentan el libro ‘Una casa de cristal. El camino de la transparencia y el buen gobierno en la Iglesia’
“Si la Iglesia no es transparente no será nada”. Con esta contundencia se manifestó esta tarde Fernando Giménez Barriocanal, vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal, durante la presentación del libro Una casa de cristal. El camino de la transparencia y el buen gobierno en la Iglesia. Publicado por EDICE , la obra está escrita a cuatro manos por Giménez Barriocanal y Ester Martín Domínguez, directora de la Oficina de Transparencia del Episcopado.
Además de los autores, en el acto participaron Jesús Lizcano Álvarez, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, cofundador y expresidente de Transparencia Internacional España; y Manuel Fanjul García, director General de Publicaciones de la Conferencia Episcopal y director de la editorial EDICE. Junto a ellos, clausuró el acto el secretario general de los obispos, Luis Argüello.
“La transparencia eclesial no solo tiene una dimensión estrictamente legal o canónico, sino también pastoral y comunicativa”, compartió Giménez Barriocanal, que valoró positivamente el camino recorrido con iniciativas como la memoria anual de actividades o las auditorías a las que se someten las cuentas eclesiales. “Esto es un camino, falta mucho que hacer, por eso el libro también es crítico porque aborda las dificultades que hay para aplicar esa transparencia”, admitió.
“Hay muchas urgencias, pero la sociedad nos demanda máxima claridad y estamos trabajando para la homologación de las cuentas, para que todo el mundo rinda cuentas de la misma manera”, compartió. Para Giménez Barriocanal hay que esforzarse todavía más en comunicar, “en poner en relación el dinero con lo que se hace”.
Para Martín, “hemos entrado en un proceso de mejora y de control constante. Aun así, aprecia que es necesario “impregnar esta transparencia en todos nos niveles de nuestras organizaciones de manera transversal, fomentando un cambio de mentalidad”. Aun así, valoró cómo desde la puesta en marcha de la Oficina de Transparencia que dirige, se han replicado estas prácticas a escala diocesana. “Necesitamos, por ejemplo, un plan contable en todas las diócesis”, sugirió.
Por su parte, el obispo auxiliar de Valladolid, Luis Argüello, comentó que “queremos transparentar la vida trinitaria, la comunión, la misión y la misericordia”. “Estamos llenos de protocolos y medidas que son un poco penitencia”, comentó el portavoz de los obispos, pero que, a la vez, permite “hacer visible lo invisible y mostrar un estilo de buen gobierno, porque somos pecadores”.
“Esta obra -elogió Argüello- es un libro de texto par hacer un buen camino, un camino sinodal como dice Francisco, sabiendo que la Iglesia es una realidad encarnada que precisa de bienes y recursos”. “En la medida que los usa, la Iglesia tiene que dar cuenta y someterse humildemente al control de las reglas de juego que vivimos, pero siempre con una sonrisa”, añadió.