Vaticano

Naim Shoshandy, sacerdote iraquí: “Todo el pueblo ha celebrado la visita del Papa como una boda”

El sacerdote, que vive en España con el apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada, agradece a Francisco que muestre que “la Iglesia sigue viva”





“Ahora hay que esperar a los frutos, pero, sin duda, la del Papa a Irak ha sido una visita histórica”. Así de feliz se muestra, en su conversación con Vida Nueva, Naim Shoshandy, sacerdote iraquí que tuvo que marchar al exilio ante el avance del ISIS y que, con el Apoyo de Iglesia Necesitada, está formándose en España, siempre con la vuelta a su tierra en el horizonte próximo. Ahora, entusiasmado ante un viaje que ha tenido que seguir por la tele, este presbítero, residente en Albacete, agradece emocionado el gesto de Francisco de querer abrazar personalmente las heridas de su pueblo.



“Ha sido –reitera– algo increíble. La gente aún sigue ilusionada y alegre, celebrándolo como una boda”. En el caso de los cristianos, cree que el mensaje para ellos es claro: “El Papa nos da ánimo para que se nos respete como lo que somos: ciudadanos de pleno derecho y no de segunda categoría”.

Para mantener la huella cristiana

En este sentido, reconoce que “la visita ha llegado en un momento muy especial, por lo difícil. Juan Pablo II quiso venir en 1999 y no pudo. Entonces, se hubiera encontrado con dos millones de cristianos, presentes en las 18 principales ciudades de Irak. Hoy, en cambio, Francisco se ha topado con apenas 200.000 y ya solo visibles en Bagdad y en algunos enclaves del norte. El Señor lo ha querido así… Y, seguramente, ha sido providencial, pues en verdad el cristianismo está en riesgo de desaparecer en un lugar en el que se asienta buena parte de nuestra historia y tradición”.

Para Shoshandy, el gesto papal es clave de cara “a los jóvenes, a los que les decimos que, pese a todo, la Iglesia sigue viva”. Un mensaje que, como se congratula, se hace extensible a todo el pueblo iraquí, más allá de sus creencias.

Encuentro con Al Sistani

Por ello, considera que ha sido un hito el encuentro del Papa con el gran ayatolá Alí al Sistani, gran referente del islam chiíta: “Ha sido un regalo del cielo, pues ha evidenciado que ha venido como un padre para todos, no solo los cristianos. Realmente, se ha mostrado como un profeta cuyo mensaje es esencial: el Daesh nos ha roto los corazones, pero no nuestra amistad ni fraternidad. El Papa ha curado muchas heridas y lo ha hecho con Al Sistani, un hombre humilde, espiritual y que siempre busca el bien de todos, recalcando que los cristianos somos parte del país, por lo que no hay justificación para quienes matan en nombre de Dios”.

El sacerdote, a quienes los yihadistas asesinaron a un hermano, concluye con un mensaje de misericordia: “Los cristianos tenemos que dar testimonio de lo que somos y, aunque cueste, hemos de saber perdonar, pues, si no lo hacemos, no podremos vivir en paz ni tranquilos. No podemos olvidar lo ocurrido, pero sí mirar hacia adelante, hacia un camino de fraternidad, con los mártires como inspiración”.

No tiene miedo

Feliz en España, donde lleva cinco años formándose y está muy implicado a nivel pastoral, primero en Valencia y ahora en Albacete, el sacerdote agradece “el que aquí la gente me haya hecho sentir parte de su familia, como en mi país”. Además, reconoce “la riqueza espiritual de conocer, como sacerdote católico, lo que es la Iglesia latina, viniendo yo de la oriental”.

De cara al futuro, tiene claro que volverá a su país. Algo que espera también con ilusión: “Estoy aquí formándome para volver como un mejor sacerdote, pero, cuando en mi diócesis lo estimen oportuno, regresaré para poner todo lo aprendido al servicio de mi gente. Y no, no tengo miedo de volver”.

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