A través de la iniciativa Voces de Esperanza buscan reinventar las relaciones humanas, procurando que estas sean más profundas y solidarias, sobre todo en estos momentos de dolor
El proyecto musical Voces de Esperanza está conformado por 32 artistas de México, Colombia y Perú. Surgió en mayo del 2020 con el objetivo de conectar a las personas, pues quienes integran esta iniciativa están convencidos de que con la música los seres humanos no solamente se involucran, sino que además pueden sembrar esperanza.
A decir de tres de sus integrantes, este proyecto les ha hecho “salir de ellas mismas”, y por medio del canto, reinventar las relaciones humanas, procurando que éstas sean más profundas y solidarias, “además de que nos muevan a esperanzarnos y a esperanzar a nuestros hermanos”.
En esta iniciativa participan sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y laicos. Varios de ellos se presentarán el próximo 11 de marzo en el encuentro virtual denominado “Anímense entre ustedes con salmos, himnos y cantos de alabanza”, organizado por Queridos Educadores (proyecto de PPC México), el cual será transmitido a través de sus redes sociales.
Sobre este encuentro, conversaron con Vida Nueva, Gloria Pozos Garay y Carmen Betanzos, religiosas de la congregación Hermanas Vera Cruz Hija de la Iglesia, así como Cecilia Rivero Borrell, de la congregación del Sagrado Corazón de Jesús.
Gloria Pozos es autora de un canto titulado ‘Cristo vive’, el cual suma más de 15 mil reproducciones tras haber sido lanzado en la página de Facebook de Voces de Esperanza. Los arreglos de esta pieza fueron hechos por el productor musical Martín Figueroa Perea, quien también se presentará en el encuentro este 11 de marzo.
Para la hermana Pozos, “Cristo vive” refleja la realidad “que estamos viviendo desde que empezó la pandemia: incertidumbre y dolor; pero a la vez, invita a ver oportunidades para salir al encuentro del otro, “es de gran ayuda porque en las redes sociales hay muchos mensajes devastadores, trágicos y de agresión visual, y de lo que hay menos son los que llaman a construir, esperanzar y de fraternidad“.
Cecilia Rivero, por su parte, es autora de la canción ‘Renaciendo’, cuya composición ha sido hecha también con la intención de “transmitir esperanza en medio de una realidad llena de incertidumbre, de preguntas sin respuestas, y crecientes desafíos que nos ha llevado a tocar de manera más radical y evidente nuestra fragilidad como humanidad”.
Y es que, para la religiosa, el mensaje creyente transmitido a través de la música, tiene en sí poder de entrar de manera más sensible y profunda al corazón de quienes la escuchan. “Ese precisamente es el regalo que la música nos ofrece. Personalmente creo que la manera como nos puede ayudar más es compartir desde la ‘experiencia’ y menos desde la ‘teoría’“.
La hermana Carmen Betanzos está convencida de que la música toca el alma, llega al inconsciente y transforma el corazón; por ello -dijo– es capaz de hacernos sentir emociones, revivir otras, soñar, pensar, hacer catarsis, crear, reducir el estrés, entre otras cosas”.
Por esta razón –agregó– no sólo este encuentro, sino el proyecto Voces de Esperanza en general, se sostienen en valores que permiten fortalecer las relaciones, profundizar en la espiritualidad, apostar por la familia, activar la solidaridad, ser hermanos, compañeros y proponer acciones concretas para el cuidado del planeta.
Al referirse a la importancia de escuchar música católica en tiempos de pandemia, la hermana Gloria Pozos afirmó que “es un gran aliciente, un bálsamo, un consuelo, cura el alma, sana las heridas, libera a la persona y toca su sensibilidad “.
“Es necesario -dijo- alzar la voz porque no todos se pronuncian; Voces de esperanza convoca a sincronizar corazones para glorificar a Dios y consolar a sus hermanos”.
En este sentido, Cecilia Rivero adelantó que durante la presentación convocada por Queridos Educadores reflexionarán sobre cómo “en medio de esta realidad de pandemia global, como comunidad creyente, estamos llamados y llamadas más que nunca a hacer silencio para escuchar la voz del Espíritu de Dios con mayor profundidad, y así poder resurgir con esperanza renovada, con mayor hondura y conciencia global para responder desde el ‘cuidado’, al clamor de quienes más sufren y han sido víctimas de la creciente injusticia, inequidad, abuso de poder y sobreexplotación de los recursos del planeta”.