La Conferencia del Episcopado Mexicano pidió al poder legislativo entender la gravedad de la situación por la que atraviesa el pueblo de México y evitar la aprobación de iniciativas de reforma constitucional que solo dividirían más al país.
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Esto, luego de que en las últimas semanas se han presentado en el Congreso una serie de iniciativas que, a decir de los obispos, exigen una discusión social pausada y responsable, así como una fundamentación mucho más sólida. “Por el contrario –lamentan– (éstas) han ido recibiendo aprobación en el proceso legislativo en el Congreso, sin tener un consenso social amplio y un cimiento técnico riguroso“.
Dichas iniciativas buscarían introducir modificaciones en la Constitución y en leyes secundarias, para abrir las puertas a la ampliación de la práctica del aborto, a la restricción del derecho a la libertad de religión, de conciencia y de expresión, a limitar el ejercicio de la patria potestad, a intervenciones biotecnológicas en el ámbito reproductivo y al consumo lúdico de la marihuana, entre otros asuntos.
México no puede salir adelante si está fracturado
Por ello, el episcopado mexicano exhortó “firmemente” a todos los actores sociales y políticos a que reconsideren sus prioridades, pues “a nadie conviene tener en estos momentos a un México dividido y fracturado por temas que exigen un debate social ordenado, paciente, respetuoso y bien fundamentado”.
Los obispos recordaron que el país no saldrá adelante fracturando a las familias y comunidades, sino tendiendo puentes de reconciliación. “El tejido social no se reconstruye alimentando espirales de tensión y de presión, sino con compromiso firme a favor de lo esencial, de las verdaderas prioridades de una nación que se desangra“.
Aseguraron que en estos momentos es más importante atender asuntos que ayuden a salir de la crisis provocada por la pandemia por Covid-19; el escaso índice de vacunación; la crisis económica que ha detonado desempleo, mayor pobreza y marginación social; el flagelo del crimen organizado, así como el rezago educativo que enfrentan los estudiantes.
Ante este panorama con múltiples frentes, los obispos hicieron un llamado a la unidad como país “para caminar juntos en la construcción del bien común, así como priorizar los esfuerzos y concentrarnos en lo esencial“.
En su mensaje titulado “Unidos por el bien común”, pidieron a Santa María de Guadalupe para que, “dejando orgullos, egoísmos y vanidades, trabajemos como hermanos mirando siempre las causas más altas que pueden rescatarnos en esta ardua coyuntura tan necesitada de esperanza y generosidad auténtica“.