Durante la mañana del 11 de marzo, muchos templos católicos y luteranos hicieron sonar sus campanas en todo el país; también en la Sinagoga Sefaradi tocaron el shofer, como otras comunidades que hicieron sonar el kultrún o campanillas. La noche anterior el templo Baha’i de Santiago encendió sus luces en adhesión al mismo llamado internacional hecho por la plataforma Green Faith, cuya declaración inicial fue firmada por más de 200 representantes religiosos de todo el mundo.
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En Green Faith se han integrado miembros de muchas religiones con el objetivo de crear comunidades que contribuyan a que las personas e instituciones sean más conscientes de la necesidad de “proteger el planeta y crear un mundo más compasivo, amoroso y justo”, expresan en su misión.
Este colectivo llamó a realizar una acción mundial, el 11 de marzo, para llamar la atención sobre la necesidad de avanzar en esa toma de conciencia. En Chile, la Alianza Interreligiosa y Espiritual por el Clima (AIEC), red de 35 organizaciones religiosas y espirituales, adhirió a ese llamado. Allí participa Cáritas Chile.
Cambio climático afecta a los más vulnerables
La encargada del Programa de Medio ambiente, Gestión del Riesgo y Emergencias (MAGRE), de Cáritas Chile, Catherine Mela, explicó su motivación: “Hoy nos convoca la urgencia de actuar frente a la emergencia climática, ya que las proyecciones realizadas hace décadas sobre el Cambio Climático se han hecho realidad antes de lo previsto y a una escala alarmante. En el último tiempo hemos sido testigos de cómo las condiciones meteorológicas a consecuencia del Cambio Climático están afectando gravemente a la población más vulnerable”.
“Es por ello que hoy desde Cáritas Chile, agregó Mela, junto con la Alianza interreligiosa y Espiritual por el Clima y Green Faith, hacemos un llamado a todos y todas a poner énfasis en el cuidado y defensa de la Casa Común, haciendo cambios profundos en nuestros estilos de vida, en los modelos de producción y en la estructura de poder. Por un desarrollo humano sostenible, equitativo e integral, es tiempo de actuar”.
En el templo de San Francisco, ícono de la ciudad, en el centro de Santiago, a las 11 horas mientras sonaban sus campanas, cumpliendo las normas sanitarias se reunían en su interior representantes de las organizaciones religiosas y espirituales convocantes de esta acción que tuvo como lema “Pueblo sagrado, tierra sagrada”.
Cuidar la tierra y a las personas
La coordinadora de la Alianza Interreligiosa, Arianne van Andel, expresó: “Nos sumamos a este llamado mundial para reducir las emisiones netas, a cero para 2030. Por el fin de las finanzas y los subsidios para el carbón, el petróleo y el gas. En Chile, significa tomar en serio la inversión en energía renovable, terminar las Zonas de Sacrificio, y poner límites a un modelo extractivista que está haciendo tanto daño a tantas comunidades. Significa firmar el Acuerdo de Escazú y respetar los derechos de defensores del medio ambiente y los pueblos originarios. Poner fin a la deforestación y convertir el agua en un derecho para las personas y los ecosistemas”.
En la base de la búsqueda de esta unidad para actuar por el cambio climático está el hecho que las personas de fe constituyen más del 80% de la población mundial. Esas religiones enseñan a cuidar la tierra y a las demás personas y a vivir de acuerdo con esos valores.
“Nuestra fe y prácticas espirituales nos dan la fortaleza para enfrentar grandes desafíos y cambiar profundamente el mundo. Las personas de fe lo hemos hecho en otras oportunidades cuando hubo llamado a la acción” expresa Green Faith. Planteamiento que coincide con los que realizan organizaciones religiosas como Cáritas.