Los seminaristas en España aún superan el millar. Concretamente, hay 1.066 jóvenes en los seminarios mayores, así como 827 en los seminarios menores, según los datos publicados el 3 de marzo por la Comisión para el Clero y los Seminarios de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Además, este curso (2020/2021) ha habido un total de 215 nuevos ingresos en los seminarios mayores –siete más que el año anterior, previo a la pandemia–, y han sido ordenados 126 sacerdotes.
Por su parte, los seminarios menores han recibido a 227 niños, y han pasado 25 del seminario menor al mayor. Unos datos que muestran que ni el coronavirus ha podido con las vocaciones al sacerdocio.
“En medio de la que está cayendo, de la dureza de la emergencia sanitaria, aún son bastantes los que deciden entrar al seminario. Dios sigue llamando, y a pesar de las dificultades que hay para escucharle, no son pocos los que deciden seguirle”, apunta a Vida Nueva Sergio Requena, director de la Subcomisión para los Seminarios de la CEE.
Aunque todavía se supera la barrera de los 1.000 candidatos, ¿sobran seminarios? ¿Es necesario continuar en el camino de la anexión? “No se trata de que sobren seminarios, sino más bien, que el número de los que se forman en ellos sea suficiente para que el proceso pueda darse con garantías. El seminario en sí mismo es formativo, la comunidad es formativa, cuando no hay un número suficiente de seminaristas, el proceso se empobrece”, explica Requena.
Y añade: “No se trata de anexiones, sino más bien de una reflexión de la que debemos formar parte todos. Hay etapas, como por ejemplo el propedéutico, en las que es muy conveniente sumar esfuerzos, y a lo mejor esto pasa por que todos los seminaristas de esta etapa de una provincia eclesiástica lo vivan juntos. Quizá se pueda pensar lo mismo para otros momentos de la formación”.
Este año, el Día del Seminario se celebra el 19 de marzo, solemnidad de san José, y con el año en su honor convocado por el Papa en el horizonte; por eso, Requena, cogiendo como ejemplo al que fue el primer formador de un seminario, pide a los seminaristas ser “hombres formados en el amor y en la entrega, conscientes del momento y las circunstancias en las que les toca vivir su ministerio”.