La bienvenida del obispo de Almería a su coadjutor: “No podemos sucumbir a quienes quieren dividir a los pastores”

  • Adolfo González Montes presidió una eucaristía en la catedral en la que alertó de quienes quieren “modificar la doctrina de la fe” y “sustituyen la obra de Dios por la de sí mismo”
  • Antonio Gómez Cantero se presenta ante su nueva diócesis al finalizar la misa: “Me creo suficientemente joven para seguir haciendo proyectos, pero suficientemente mayor para saber que la vida pasa con demasiada rapidez”

La bienvenida del obispo de Almería a su coadjutor: “No podemos sucumbir a quienes quieren

“No podemos sucumbir al engaño de quienes dividir a los pastores, rompiendo así la unidad del rebaño, que adquiere una gravedad pecaminosa singular cuando se hace desde dentro”. Con este mensaje al viento el obispo de Almería, Adolfo González Montes recibía hoy al nuevo obispo coadjutor de la diócesis Antonio Gómez Cantero. En la eucaristía de presentación celebrada en la catedral almeriense de Nuestra Señora de la Encarnación, González Montes subrayó que “ejercer el ministerio episcopal exige coraje y fortaleza”.



En la homilía, González Montes se refirió a su compañero como “el primero y más estrecho colaborador del obispo diocesano”. A partir de ahí, expresó que “los bautizados vivimos en la división constante, con descalificaciones recíprocas, en pugnas por un poder que es efímero, como todos los poderes de este mundo, con una vanidad infinita a veces”.

Perder credibilidad

“Quienes en la obra de la Iglesia, sustituyen a la obra de Dios por la obra de sí mismos, con hechos consumados, no pueden reivindicar el Evangelio”, defendió el prelado, que añadió cómo “tratan de imponer la propia visión de las cosas, perdiendo así toda credibilidad”. “No son más que plantas estériles que no producirán fruto ninguno”, alertó. En este mismo tono, apuntó cómo “reivindican a veces derechos que no lo son contra la explícita voluntad de Cristo de no ser otra cosa que siervos”.

Desde este análisis de la realidad eclesial, lanzó la siguiente reflexión: “No faltan quienes pretenden la modificación de la doctrina de la fe, incluso hallándose fuera de la Iglesia. No creen, están fuera, y les interesa que la Iglesia modifique su doctrina”.

Poder e imposición

“Parecen tener un manifiesto interés en que la Iglesia se acomode a la mentalidad difundida y programada desde los medios de comunicación que están al servicio de poderes contundentes”, relató González Montes, sobre “una sociedad que legisla la muerte para desapuntarse de la vida”. No sé quedó ahí, y amplió su alerta: “Son muchas las voces que apelan a la unidad y al consenso, pero estos reclamos esconden con demasiada frecuencia una clara voluntad de poder e imposición”.

“Los obispos, como pastores de la grey, -aseveró también en su homilía- no podemos dejar de imponer la ideología del mundo, abdicando la fundación de guías y pastores, de maestros de la fe, como no podemos sucumbir a un silencio perturbador que pudiera dar a entender que solo nos importa conservar intereses de supervivencia, como si hablando los pusiéramos en peligro”.

La tribulación

Desde este concepto de ministerio episcopal, señaló que “no es posible evangelizar sin padecer tribulación”. “Hemos de vivir volcados en el servicio del pueblo de Dios, hermanos de todos y atentos a los sufrimientos y las alegrías de todos”, compartió ante el nuevo coadjutor, poniendo como ejemplo a enfermos y migrantes. Eso sí, “caminando con ellos, pero indicando el camino”.

En el saludo de bienvenida, el obispo de Almería, Adolfo González Montes ya reconoció que el hasta ahora obispo de Teruel es un pastor “entrenado” así como un “varón de bonhomía acreditada y profundo sentido eclesial, con su propia mente y sus propias maneras de entender las cosas, como es natural”. González Montes recordó que Gómez Cantero “me sucederá cuando llegue su momento”.

Simplicidad y humildad

Por su parte, Antonio Gómez Cantero intervino al finalizar la eucaristía, acompañado por una niña y un niño. Sus primeras palabras desde el altar del templo fueron para reconocer que su corazón sigue en parte en Teruel y Palencia, pero ahora “abre una puerta de par en par por donde a raudales se va colando Almería”. Gómez Cantero dio también “gracias a don Adolfo por acogerme con los brazos abiertos, sabe que estoy dispuesto a ayudarle en todo aquello que sea preciso”.

“Estoy para serviros de corazón y alentaros en la esperanza”, expresó a los almerienses presentes, con quien compartió las palabras que aprendió en su casa: “Simplicidad, humildad, esfuerzo y alegría”. “La fe, o es una historia de amor, o es una idolatría”, apostilló.

“Me creo suficientemente joven para seguir haciendo proyectos, pero suficientemente mayor para saber que la vida pasa con demasiada rapidez”, comentó sobre su futuro en Almería. Tomando a los discípulos de Emaús como referencia, dijo querer parecerse ese “Buen Pastor que, dejando su estatus, sale a peregrinar a nuestro lado, nos pregunta, nos hace caer en nuestras propias contradicciones y nos ilusiona haciendo que nuestro corazón se incendie de amor”. Desde ahí, expresó la necesidad de que la Iglesia “salga del inmovilismo” y se ponga “en marcha hacia nuevas búsquedas”. Para concluir, compartió con los fieles presentes el examen de conciencia que hace cada noche: “¿Me he servido o he servido?”.

 

 

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