Mario Zenari ha analizado la situación de un país donde “faltan varias categorías de personas” una década después del inicio del conflicto
“El enorme reto al que se enfrentan las distintas religiones presentes en Siria, en particular la cristiana y la musulmana, es la reconciliación y la reparación del tejido social, dañado por estos largos años de guerra. Además, la Iglesia actúa sobre el terreno con una amplia red de proyectos humanitarios abiertos a todos, sin diferencias étnico-religiosas, gracias a la ayuda de diversas instituciones caritativas de todo el mundo”. Así lo ha explicado a Vatican News el nuncio apostólico en Damasco, el cardenal Mario Zenari.
Y es que, tal como ha subrayado el purpurado, tras una década de conflicto, “la Siria de hoy tiene el rostro de un país en el que, en comparación con hace diez años, faltan varias categorías de personas“. Entre ellos, los muertos en la guerra, que “ascienden a cerca de medio millón” de personas según datos oficiales, así como 5,5 millones de refugiados en países vecinos.
“Otros 6 millones vagan de un pueblo a otro como desplazados internos”, ha añadido Zenari, aseverando además que “decenas de miles de personas están desaparecidas”. Asimismo, el nuncio ha señalado que Siria es, a día de hoy, un país sin jóvenes, “sin futuro”. Además, “más de la mitad de los cristianos se han ido“.
Por otra parte, el cardenal ha apuntado otro drama importante: el de los huérfanos. “Faltan los padres y a veces incluso las madres de muchos niños. Para muchos de ellos no hay hogar“, ha explicado. “Además, faltan escuelas, hospitales y personal médico y de enfermería en medio de la emergencia de Covid-19”.
Siria es hoy un país cuyo famoso patrimonio arqueológico, que atraía a visitantes de todo el mundo, “ha sido dilapidado” y cuyo tejido social, que era un auténtico “mosaico de convivencia ejemplar entre grupos étnicos y religiosos, se ha visto seriamente dañado”. En definitiva, tal como ha afirmado Zenari, “es un panorama realmente desolador”.