El papa Francisco está “preocupado” por la situación de Myanmar (antigua Birmania), donde los militares dieron un golpe de Estado el pasado 1 de febrero que supuso el arresto domiciliario de la líder política Aung San Suu Kyi y el inicio de la represión de las protestas a favor de la democracia, que ha supuesto ya la muerte de más de 70 personas.
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
En un mensaje enviado al cardenal Charles Bo, arzobispo de Rangún y presidente del episcopado birmano, el purpurado Pietro Parolin, secretario de Estado, le transmite la “fraterna solidaridad” del obispo de Roma y su solicitud para que la Iglesia se “comprometa en el proceso de paz” reuniéndose con todas las partes interesadas. Se trata de la citada Suu Kyi y del general Aung Hlaing, jefe de las fuerzas armadas, así como de los líderes de la sociedad civil y religiosos.
Parolin solicitó en su carta a Bo que la Iglesia de Myanmar “transmita la preocupación y el amor del Papa por esta nación”, aseguró el purpurado birmano a la agencia Sir. “El secretario de Estado pide además que este mensaje sea transmitido a todas las partes interesadas e invita a unirse para encontrar el bien más grande para todos, sobre todo para satisfacer las esperanzas y garantizar la dignidad de nuestras jóvenes generaciones”.
“No escatimen esfuerzos”
Bo destacó que “la paz es posible” y significa “el único modo”, subrayando cómo Parolin insta en su carta a todos los católicos de Myanmar a que “no escatimen esfuerzos en esa dirección”. Anima así a la comunidad local a que se “comprometa en el proceso de paz”, para lo que puede encontrar puntos de reflexión en los mensajes que Francisco ha realizado sobre el país asiático tras la asonada militar del mes pasado.
“Reforzados por el mandato y el ánimo del Vaticano nos comprometemos, junto a todas las personas de buena voluntad, en la tarea de ver cómo esta nación resurgirá en la recíproca comprensión un paz”, concluye Bo, que pide el fin de los asesinatos y de la violencia política. “Debe abandonarse el sendero de las atrocidades y tienen que liberarse todos los inocentes encarcelados”.
