El conflicto armado entre el ELN y las AGC tiene a estas comunidades entre la espada y la pared
Los obispos de la diócesis de Apartadó y Quibdó, Consejo Comunitario Mayor de la Organización Campesina Integral del Atrato (Cocomacia), el Cabildo Mayor de Murindó y la Coordinación Regional del Pacífico, ha expresado su preocupación por los indígenas de Murindó, en el departamento de Antioquia.
Tras una misión humanitaria, realizada entre el 7 y 11 de marzo a esta zona, han podido constatar la crisis humanitaria que viven estas poblaciones indígenas a causa de “la disputa territorial entre el ELN (Ejército de Liberación Nacional) y las AGC (Autodefensas Gaitanistas de Colombia)”.
Los prelados han denunciado que estos grupos al margen de la Ley “han cometido graves violaciones al derecho internacional humanitario y han afectado los derechos humanos de sus habitantes”.
“Luchan por obtener el control de las rutas del narcotráfico, la implantación y recolección de cultivos de uso ilícito y el posicionamiento geoestratégico frente a los megaproyectos priorizados en esta zona”, acotan.
Lo más grave es que toda esta violencia ha tenido serias consecuencias sobre los más de 2.200 indígenas de Isla, Turriquitadó Llano y Turriquitadó Alto, quienes ha sido víctimas de “confinamiento, desplazamiento, reclutamiento de sus jóvenes, amenazas a líderes y comunidades y la pérdida de su autonomía”.
Además el ELN ha instalado minas antipersonales dentro de los cultivos y en los caminos de las comunidades, mientras que las AGC acusan a los indígenas de ser colaboradores del grupo guerrillero.
“Las comunidades se sienten solas e indefensas para afrontar estas grandes dificultades”, aseguran, al tiempo que piden a las autoridades “la intervención estatal garantizando derechos sociales, la ayuda humanitaria urgente, el desminado territorial y la protección colectiva que les permita gozar de tranquilidad en sus entornos culturales”.
También “se les exige el cumplimiento de sus compromisos constitucionales y la intervención adecuada y oportuna en esta coyuntura y en las situaciones estructurales que se viven en la región”.
Advierten que si el gobierno nacional no promueve una solución dialogada al conflicto armado en estos territorios “hundirán a las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes en una espiral de violencia sin fin que destruirá la vida de muchas personas”.
Foto: Semana