El cardenal arzobispo de Madrid celebró una eucaristía de acción de gracias en la capilla de la casa general de la congregación en Las Rozas
“María Dolores Segarra fue una mujer buena que no vivió para sí misma, vivió para acercar el gozo y la alegría que Dios da en la vida de los hombres, fue una mujer excepcional”. Así se refirió el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, a la madre fundadora de las Misioneras de Cristo Sacerdote el pasado 15 de marzo en una Eucaristía de acción de gracias, en la capilla de la casa general de la congregación, por el centenario de la religiosa, a la que el papa Francisco ha reconocido recientemente sus virtudes heroicas.
La Eucaristía fue concelebrada por varios sacerdotes: Elías Royón, SJ, vicario episcopal para la Vida Consagrada; Juan Carlos Merino, vicario episcopal de la Vicaría VII; José Antonio Buceta, párroco de San Miguel de las Rozas; Daniel Sevillano, capellán del Colegio Santa María de Las Rozas de las Misioneras de Cristo Sacerdote, entre otros sacerdotes cercanos a la comunidad de religiosas. Además, asistió el alcalde de las Rozas, José de la Uz Pardos.
Durante su homilía, Osoro reconoció que “ensalzar a Dios es lo que quiso hacer la Madre María Dolores Segarra fundando esta congregación que ahora ofrece la vida por los sacerdotes, ayuda en las parroquias, ayuda a que se construya, se viva, se difunda el Misterio de Cristo que se hace realidad en los sacerdotes”. Asimismo, añadió: “Su carisma no se entiende sin este paradigma de cuidar de verdad, desde el fondo al ser humano, a la persona”.
Para el purpurado, “este día en que recordamos a la fundadora de las Misioneras de Cristo Sacerdote; ellas, desde su carisma, quieren orar y ofrecer la vida por aquellos que, de alguna manera, tienen que hacer presente el misterio y el ministerio de Jesucristo Nuestro Señor. En este día, nosotros sentimos alegría del paso de esta mujer en esta vida”.
La madre general, María Isabel Arias, dio las gracias a todos por su presencia en este día. También se celebraron Eucaristías de acción de gracias en las distintas parroquias en las que colaboran las misioneras: Huéscar, primera casa de la congregación, presidida por Francisco Jesús Orozco, obispo de Guadix; Granada, presidida por el vicario general, Francisco Espigares; Cáceres, presidida por el administrador diocesano, Diego Zambrano; y Perú, presidida por el administrador parroquial, Cesar Ovalle.