España

Trillo y Jáuregui: la centralidad política, la alternativa a la amenaza del populismo

La reflexión de los dos ex ministros centra el Foro de Encuentros Interdisciplinares organizado por la Fundación Pablo VI bajo el título ‘La democracia del corazón’





Dos ex ministros y dos ideas compartidas: la amenaza del populismo y la urgencia de recuperar la centralidad en la vida política. Es una de las reflexiones lanzadas en la tarde de ayer durante el Foro de Encuentros Interdisciplinares organizados por la Fundación Pablo VI bajo el título ‘La democracia del corazón’.



Moderado por Jesús Avezuela Cárcel, director general de la Fundación Pablo VI, dialogaron el expresidente del Congreso de los Diputados y exministro de Defensa del PP, Federico Trillo, junto al y exministro de la Presidencia del PSOE, Ramón Jáuregui.

Problemas complejos

Todos los problemas son hoy interdependientes y multisectoriales y, sin embargo, la actual política populista trata de simplificar hasta tal extremo las respuestas a los problemas complejos que camina en dirección contraria a la que esa realidad reclama: saber más, consultar más, consensuar más”, alertó Jáuregui.

Para Trillo, este populismo ha traído consigo “una ruptura política del orden anterior, que nos lleva a revivir algo muy peligroso de los años 20: la política del amigo-enemigo”. “Ramón y yo hemos sido adversarios políticos toda la vida, pero nunca enemigos. Ahora esto está cambiando y hay enfrentamientos personales”, apostilló.

Amigo y enemigo

“La pandemia nos ha manifestado que se necesita una política más experimenta y profesional, pero el populismo lo reduce todo al amigo y al enemigo”, añadió Ramón Jáuregui. “Para el populismo -continúo-, cualquier malestar social derivado de cualquier material responde todo en clave del ellos y nosotros”. Así, puso como ejemplo los lemas simplistas que se han dado en distintos puntos de Europa: “Salvini hablaba de una Italia contra los migrantes, el Brexit es la expresión del nosotros somos mejores que Europa, y en Cataluña  se ha dado por verdad el ‘España nos roba’”.

“Esta simplificación es la tentación más peligrosa”, coincidieron ambos. Desde ahí, Jaúregui subrayó que “los mejores acuerdos de estos 40 años de la historia de España los hemos construido sobre otras bases, un pacto reconciliatorio de convivencia ideológica que nos permitiera edificar juntos el país que tenemos”. “Este pacto continúa siendo necesario y cualquier de problemas van a reclamar consensos políticos amplios”, subrayó.

El reto de la globalización

Sin embargo, para lograr este acuerdo común, Trilló explicó que urge dar respuestas a nuevas sensibilidades como los movimientos migratorios, el ecologismo, el feminismo, el género… “La globalización ha roto las barreras del tiempo y el espacio, algo que no pasaba desde el Renacimiento”, expuso, admitiendo a la vez que  “los políticos y los politólogos no hemos sabido dar respuesta”.

En este contexto, el ex ministro de Defensa admitió que lejos de la muerte de las ideologías, éstas siguen siendo útiles, si bien “habría que hablar de principios ideológicos más que de ideologías cerradas”.

Nuevos parámetros

“Las ideologías siguen y siguen siendo necesarias. Otra cosa es que la ideologías sigan respondiendo a los problemas que las democracias o las ciudadanías necesitan”, comentó Jáuregui, consciente de que “las ideologías del último tercio del siglo XX Nos encontramos con dificultades para responder a los nuevos parámetros sobre los que circula la política”.

Para el que fuera ministro de Presidencia con Rodríguez Zapatero, es tiempo de “proponer soluciones constructivas que vertebren sociedad democrática porque los grandes paradigmas han cambiado”.

Buscar la centralidad

Desde ahí, ambos políticos señalaron la urgencia de que la política actual vuelvan al centro. “El centro no es una identidad, es una resultante”, definió Trillo. Jáuregui ahondó más en la cuestión al exponer que “todos los gobiernos en España han buscado la centralidad, porque gobiernan para todos los españoles, cosa que desgraciadamente empieza a desaparecer y este es el peligro de la polarización. Alimentar los sentimientos y las pasiones extremas borran la centralidad”.

Esta necesidad también la planteó el ex diputado de CIU, Ignasi Guardans, que intervino en el coloquio por videoconferencia: “No debemos identificar la centralidad con el hecho de que haya un partido de centro. Cuando el PSOE o el PP han tenido un mayor peso es cuando han apostado por la centralidad. El centro ha estado en el PP y en el PSOE y es cuando se han ido al extremo, cuando se ha tambaleado el equilibro institucional. La centralidad volverá cuando la recuperen los partidos mayoritarios”.

El miedo

Guardans abordó los riesgos del populismo, desde la particular mirada del nacionalismo y el independentismo. “El miedo lleva a encerrarse en casa, en tu propio territorio, en tu propia identidad y a ver cualquier otra identidad como enemigo”, apuntó como testigo de primera fila de cómo se han radicalizado las posturas en Cataluña.

“Me empecé a preocupar cuando vi a catalanes moderados muy sensatos que empezaron a decir que con España no había nada que hablar porque nadie nos entienden. Ahí algo de razón tenían, aunque eso no justifica lo que vino después”, relató, e hizo hincapié en que “ha habido enormes errores también por parte de aquellos que dicen y presumen de amar a España, pero en las que solo existe su idioma, su identidad y su forma de ver las cosas”.

Lo que ha llevado al trumpismo en Estados Unidos o a Bolsonaro en Brasil –dedujo–, es lo que ha llevado al independentismo en Cataluña. Si les cambias un par de palabras, tienen todos el mismo discurso de protección de lo tuyo, de que no te lo quiten, de amenaza…”.

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