España ha aprobado esta mañana la Ley Orgánica para la regulación de la Eutanasia en el Congreso de los Diputados. “Es una mala noticia”, ha dicho el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, tras la aprobación definitiva de la norma en las Cortes Generales.
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“Desgraciadamente se ha buscado la solución de evitar el sufrimiento, provocando la muerte de quien sufre. Es dramático que en España haya 60.000 personas cada año que mueren con sufrimiento, pudiéndose remediar con una política adecuada de cuidados paliativos”, ha señalado el también obispo auxiliar de Valladolid.
Para el portavoz de los obispos, “este es un momento en favor de promover una cultura de la vida y de dar pasos concretos promoviendo un testamento vital o de declaraciones anticipadas que haga posible que los ciudadanos españoles manifiesten de una manera clara y determinada su deseo de recibir cuidados paliativos. Su deseo de no ser objeto de la aplicación de esta ley de eutanasia”.
No matarás
Y ha continuado: “Es un momento también para promover la objeción de conciencia y para promover todo aquello que tenga que ver con esta cultura de la vida que quiere tener una línea roja diciendo con fuerza ‘No matarás'”.
En este mismo sentido, ha proseguido: “No provocarás de manera decidida la muerte para aliviar el sufrimiento, sino al contrario, cuidarás, practicaras la ternura, la cercanía, la misericordia, el ánimo, la esperanza para aquellas personas que se encuentran en el tramo final de su existencia, quizás en momentos de sufrimiento que necesitan consuelo, cuidado y esperanza”.
La Cámara ha sacado adelante la normal que regula la ayuda médica para morir, estableciéndola como un derecho. La legislación entrará en vigor a los tres meses de publicarse en el Boletín Oficial del Estado. De esta manera, España se convierte en el séptimo país del mundo que legisla la eutanasia, junto a Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos, Colombia, Canadá y Nueva Zelanda.
¿Quién podrá solicitarla? Los mayores de edad que sufran “una enfermedad grave e incurable” o un “padecimiento grave, crónico e imposibilitante” que afecte a la autonomía y que genere un “sufrimiento físico o psíquico constante e intolerable”.