La decisión de Ciudadanos de presentar una moción para desbancar al PP –sus socios de Gobierno de Murcia– y aliarse con el PSOE, ha traído consigo la fractura de la formación naranja, ha desestabilizado otros ‘tangos’ ejecutivos autonómicos de coalición, ha desembocado en una convocatoria de elecciones autonómicas en Madrid por parte de Isabel Díaz Ayuso, y ha propiciado la salida de Moncloa del vicepresidente Pablo Iglesias con el fin de reflotar a su partido, Unidas Podemos, en el tapete madrileño.
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Los españoles, espectadores atónitos. Los obispos, a la par. De ahí que Vida Nueva haya solicitado a quienes llevan el timón del Episcopado español que den una respuesta a esta incertidumbre desde ‘Fratelli Tutti’. El secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, sabedor de la “efervescencia del momento”, les recuerda a los políticos que “la acción política es imprescindible y puede representar una forma de amor y de servicio al bien común” (FT 180).
En esta misma línea, el portavoz del Episcopado alerta de cómo los políticos también están experimentando hoy por hoy lo que el Papa señala en ‘Fratelli Tutti’ como “concupiscencia” (FT 166), que Argüello define como “la inclinación del ser humano a encerrarse en la inmanencia de su propio yo, de su grupo, de sus intereses mezquinos”.
“Algunos hablan de los pobres o del pueblo, otros de libertad”, subraya el también obispo auxiliar de Valladolid, ante este revuelo generado, alertando de la tentación de “usar a las personas, los pueblos o las grandes palabras en vano, o de usarlos como plataforma para defensa de los propios intereses o del enfrentamiento como estrategia política” (FT 155).
Todo político es un ser humano
Frente a ello, reivindica dos principios que Francisco plantea como esenciales para que la caridad se presente como el corazón del espíritu de la política. “Subsidiariedad y solidaridad se necesitan”, destaca sobre el punto 187 de la encíclica. Además, frente a la tentación de cosificar a quienes ostentan alguna responsabilidad pública, recuerda que “todo político es un ser humano, está llamado a vivir el amor en sus relaciones interpersonales cotidianas” (FT 193).
El portavoz de los obispos no deja toda la responsabilidad en manos de quienes son presidentes, diputados, senadores, alcaldes, concejales… “Los ciudadanos no podemos ser solo espectadores fanáticos o partidistas, hemos de vivir, personal y asociadamente, nuestra responsabilidad en la promoción de la dignidad humana, la libertad, la justicia y el bien común”, apostilla Argüello.
