“La Nunciatura Apostólica en Chile comunica que el papa Francisco ha nombrado Obispo de la diócesis de Talca a Mons. Galo Fernández Villaseca, hasta ahora obispo auxiliar de Santiago y administrador apostólico, ‘sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis’, de la mencionada diócesis de Talca”, dice el comunicado emitido hoy en Santiago, al tiempo que en Roma se hacía público este nombramiento.
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Fernández nació en Santiago de Chile, en febrero de 1961. En 1979 ingresó al Seminario Pontificio Mayor de su arquidiócesis y fue ordenado sacerdote el 12 de diciembre de 1987. Hasta marzo de 1994 fue vicario parroquial y desde ese año hasta el 2002 párroco. El cardenal Errázuriz lo designó Vicario de la Esperanza Joven, cargo que ocupó hasta el 2011 cuando el cardenal Ezzati lo nombró vicario episcopal para la Zona Oeste de Santiago.
Vasijas de barro
El 1 de febrero de 2014, elpapa Francisco lo nombró Obispo Auxiliar de Santiago de Chile asignándole la sede titular de Simingi, siendo consagrado en mayo de ese año cuando adoptó como lema episcopal: “Llevamos este tesoro en vasijas de barro” (2 Cor 4, 7).
En el año 2018, el papa Francisco convocó a todos los obispos chilenos a la Santa Sede donde sostuvieron 3 reuniones durante las cuales los obispos le presentaron su renuncia. En junio de 2018, Su Santidad lo nombró administrador apostólico ‘sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis’ de la diócesis de Talca, en reemplazo del obispo Horacio Valenzuela, discípulo de Fernando Karadima, a quien Francisco aceptó la renuncia.
El nuevo obispo de Talca es responsable de la Pastoral Migratoria, en la Conferencia Episcopal, y preside el Instituto Católico Chileno para la Migración (INCAMI).
Con este nombramiento aún quedan tres jurisdicciones eclesiásticas “sede vacante” en Chile: Valparaíso, Rancagua y Castrense.
Esta noticia tiene lugar el mismo día que la diócesis de Talca realiza su primera asamblea diocesana anual, online, con la cual dan inicio oficial año pastoral y cuyo contenido central será “el mensaje del Administrador Apostólico, el padre Galo Fernández, a toda la diócesis”, informó antes el Vicario de Pastoral, Cristián Avendaño.
Conciencia de nuestra vulnerabilidad
El boletín diocesano “Comunicando” de enero/febrero pasado trae la habitual reflexión del obispo Fernández, esta vez sobre la pandemia. Allí expresa que “este doloroso camino nos ha permitido descubrir cosas valiosas e importantes en nosotros y en nuestro entorno” y señala tres: “conciencia de nuestra vulnerabilidad. Un diminuto virus nos ha recordado lo frágiles que somos. Esto es un don muy grande porque nos purifica de la soberbia…”. Esta conciencia, agrega el obispo, nos debe llevar “a reconocer que toda nuestra vida es gracia. Cada día es un precioso milagro lleno de esplendor”.
También destaca “el valor de cada persona…”. “Mal acostumbrados a fijar la mirada en los protagonistas habíamos dejado de reconocer el valor fundamental de los artistas secundarios”, dice Fernández.
Y el tercer fruto que señala es “la consistencia de la fe de los sencillos. Son muchos los signos que expresan cómo la fe que surge desde el pueblo fiel no se diluye”.
El obispo concluye su reflexión diciendo que propone “estos aprendizajes que he vivido muy personalmente como frutos de este tiempo. Es verdad que el año de pandemia ha sido duro y largo… pero sigue siendo verdadero lo que afirma el apóstol Pablo: “…en todas las cosas interviene Dios para el bien de los que lo aman (Rom. 8, 28)”.
A 250 kilómetros al sur de Santiago, la diócesis de Talca fue erigida en 1925 a consecuencia del acuerdo de separación entre la Iglesia y el Gobierno de Chile, con la aprobación de la nueva Constitución Política. Galo Fernández es su quinto obispo en este período. Actualmente está dividida en 47 parroquias que son atendidas por 42 sacerdotes diocesanos, 14 religiosos y 38 diáconos permanentes.