Europa

¿La isla de las tentaciones? No, mejor al convento

Discovery + Italia ha estrenado el reality ‘Te envío al convento’, donde un grupo de jóvenes “alejadas de la espiritualidad” han entrado a vivir con las Oblatas del Niño Jesús





Ni islas, ni matrimonios de prueba, ni noviazgos fallidos. “La voluntad de Dios”. Así entendieron las Oblatas del Niño Jesús de Sorrento, Italia, la propuesta del nuevo proyecto de Discovery +, una suerte de reality televisivo similar al estrenado en España, ‘Quiero ser monja’, en 2016. Pero el italiano ‘Te envío al convento’ no va de explorar la vocación, sino de abrirse a las jóvenes, todas ellas, a priori, alejadas de la espiritualidad.



El primer capítulo ya se ha estrenado, con la acogida en su convento por parte de sor Maria Daniela Faraone, madre general de la congregación, junto a sor Mónica, sor Felicita, sor Arleide y sor Analía, la más joven, que apenas tiene 28 años y a la que le encanta el skate. Un primer contacto, por otra parte, nada sencillo para las jóvenes, que se adentran en un mundo completamente distinto al suyo.

“La televisión puede ser un medio si se usa bien”, han afirmado las religiosas. “Vimos este proyecto como la voluntad de Dios y lo abrazamos de todo corazón”, ya que “durante mucho tiempo habíamos estado pensando en una forma de acercarnos a los jóvenes y esta parecía la oportunidad adecuada”.

Que vuelvan, pero sin cámaras

El carisma de las Oblatas del Niño Jesús se basa en la educación cristiana de la infancia y de la juventud, a través de las escuelas y la catequesis. Así, han explicado además que entienden este reality como un programa educativo. “Fue un desafío pero también una hermosa provocación por parte de los jóvenes que, en general, buscan ayuda. Porque si no vamos a ellos, ellos no vienen a nosotros y este reality show parecía una respuesta. Vimos que la mano de Dios estaba presente”.

“Estamos esperando que los jóvenes quieran venir a visitarnos, pero sin cámaras”, han subrayado. Y es que, su objetivo al participar en el programa no es generar vocaciones para su congregación –que, ahora mismo, apenas cuenta con 120 hermanas en el mundo–, sino “convencerlos de que a menudo no tienen la vida en sus manos, sino que son llevados por la multitud”. “Cada uno de nosotros tiene una verdad dentro”, aseveran las religiosas. “Necesitamos redescubrir quiénes somos realmente”.

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