“La Vida Consagrada tiene que ser escuela de cómo se vive la fraternidad. Personas diferentes, venidas de distintos sitios, conformando una misma comunidad, una escuela donde primero se aprende a vivir y después debe ser modelo de esa fraternidad”. Con esta reflexión participaba el cardenal Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla y religioso de la Orden de Frailes Menores Franciscanos, en el coloquio online de conmemoración del 25 aniversario de la exhortación apostólica ‘Vita consecrata’.
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Con esta exhortación apostólica, que recogía el fruto de los trabajos del Sínodo de los Obispos sobre la Evangelización en el Mundo Contemporáneo, Juan Pablo II expresaba su deseo de que se “continúe la reflexión para profundizar en el gran don de la vida consagrada en su triple dimensión de la consagración, la comunión y la misión”. Y es que este Sínodo se celebró, tal como ha recordado el cardenal Amigo, en un momento en el que “se había visto en la Iglesia que comenzaba un tiempo nuevo con un estilo sinodal”.
“Si bien el documento recoge las propuestas que se hicieron en el Sínodo”, ha aseverado el purpurado, “no quiere decir que ahí habría terminado la reflexión sobre la vida consagrada”. De hecho, abría una puerta a muchos diálogos y trabajos posteriores. “Han pasado 25 años, y el tiempo no solo no ha sido capaz de envejecer el documento, sino al revés”, ha apuntado.
Conocer la Trinidad
“Cada vez que uno acude a esta fuente encuentra nuevos motivos de reflexión”, ha continuado el cardenal, subrayando que, si bien “es cierto que hay cosas que han cambiado mucho”, no por eso se ha perdido “algo fundamental: el carisma”.
Y es que el carisma de las congregaciones religiosas es “su esencialidad, es la fuente de espiritualidad, de todo aquello que puede significar la vida consagrada”. Asimismo, ha recordado la importancia de la afirmación de san Agustín sobre conocer la Trinidad a través de la caridad: “aun en la organización por órdenes, congregaciones… el documento subraya esa unidad de hombres y mujeres en Dios para vivir el misterio de la Santísima Trinidad. Distintos pero unidos”.