“El misterio más grande y más inaccesible para la mente humana no es, en mi opinión, que Dios sea uno y trino, sino que Dios es amor”. Son las palabras pronunciadas en su cuarta predicación de Cuaresma por el cardenal Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, tal como recoge Vatican News.
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En esta última predicación, Cantalamessa se ha centrado en el tema de la persona de Jesús de Nazaret. “Todo sigue girando en torno a un tal Jesús que el mundo considera que está muerto y la Iglesia proclama que está vivo“, ha dicho. De esta manera, Jesús no es “un recuerdo del pasado”; “un personaje, sino una persona”, que “vive según el Espíritu”, es decir, de “una forma de vivir más fuerte que según la carne porque le permite vivir dentro de nosotros, no fuera, o al lado”.
Para alcanzar este dogma la Iglesia necesitó “un siglo”, pero, tal como ha apuntado Cantalamessa, “lo más importante hoy en día, sobre el dogma de Cristo ‘una persona’, no es tanto el adjetivo ‘una’, cuanto el sustantivo ‘persona’”, lo cual significa “descubrir y proclamar que Jesucristo no es una idea, un problema histórico y ni siquiera sólo un personaje, sino una persona ¡y una persona viva!”.
Regresar a la vida
Además, el predicador ha subrayado que “nunca seremos lo suficientemente agradecidos a los Padres de la Iglesia por haber luchado, a veces literalmente hasta casi la sangre, para mantener la verdad de que Cristo es ‘una sola persona’ y que esta persona no es otra que el Hijo eterno de Dios, una de las tres personas de la Trinidad”.
Para finalizar la predicación, Cantalamessa ha recordado que “dentro de una semana será Viernes Santo e inmediatamente después el Domingo de Resurrección. Al resucitar, Jesús no regresó a la vida de antes como Lázaro, sino a una vida mejor, libre de toda inquietud”.
“Esperemos que éste sea el caso también para nosotros”, ha añadido. “Que del sepulcro en el que la pandemia nos ha tenido encerrados durante un año, el mundo, como el Santo Padre nos repite constantemente, salga mejor, no el mismo que antes”.