A lo largo de las catorce estaciones, se recogerán los testimonios de menores en primera persona sobre el acoso, las migraciones, la soledad…
Los niños tomarán la palabra en el Viacrucis papal de esta Semana Santa 2021, que debido a las restricciones de la pandemia se celebrará por segundo año consecutivo en la Plaza de San Pedro sin público, en lugar de en el Coliseo Romano.
Del bullying a las migraciones pasando por la soledad fruto del covid-19 o las mafias que trafican con menores, son muchos los temas que estarán presente a lo largo de las catorce estaciones que han sido redactadas a partir de las reflexiones de más de 500 chavales de entre 8 y 19 años de la parroquia romana de los Santos Mártires de Uganda, de dos casas de acogida y de los boy scouts de Foligno (Umbría).
“Querido Jesús, tú sabes que también nosotros, los niños, tenemos cruces”, entonarán el próximo viernes, que compartirán cómo estas cargas “no son ni más ligeras ni más pesadas que las de los adultos, sino que son verdaderas cruces, que sentimos pesadas incluso por la noche”. “Y sólo Tú lo sabes y los tomas en serio. Sólo tú”, expondrán los menores. Los niños y adolescentes traerán la presente a aquellos que “no tienen comida, no tienen educación, son explotados y obligados a ir a la guerra”.
En las diferentes estaciones, van apareciendo situaciones cotidianas, tales como el alumno acusado y condenado falsamente de robar la merienda a un compañero de clase, a la manera de Poncio Pilato con Jesús. También está presente el bullying, en la voz de Martina, una joven que tiene dificultades para leer en voz alta, una dificultad por la que sufre burla de otros estudiantes. “¡Cuánto dolor le causamos con esas risas nuestras!”, se expresa en el Víacrucis, que hace de este caso concreto una reflexión general: “La persecución no es un recuerdo lejano de hace dos mil años: a veces ciertas acciones nuestras pueden juzgar, herir y pisotear a un hermano o hermana!”.
La cuestión migratoria aparece hasta en dos ocasiones y, en ambos casos, subrayando actitudes ejemplares. Por un lado, en la estación del cireneo, a través de un equipo de fútbol infantil que acoge a un nuevo compañero extranjero, mientras que, al contemplar a Jesús despojado de las vestiduras, se expone cómo una niña entrega todos sus juguetes a una campaña de ayuda a los refugiados.
La pandemia también se hace presente en la estación decimotercera, donde se recoge el testimonio de un niño que ha sufrido la muerte de su abuelo en este último año. El chaval recuerda cómo unos hombres se llevaron a su abuelo. “Parecían astronautas, vestidos con bata, guantes, mascarillas y visera”, expone con sencillez. “Fue la última vez que vi al abuelo, murió pocos días después en el hospital, imagino que sufriendo también a causa de la soledad. No pude estar cerca de él físicamente, decirle adiós y darle consuelo”, recoge el chaval.