Al participar en la inauguración de la 110 asamblea ordinaria de los obispos mexicanos, la cual se realiza del 12 al 16 de abril de forma virtual, el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, lamentó los datos arrojados por el Censo de Población 2020, que dan cuenta de una caída en el número de católicos en el país.
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Al dirigirse al episcopado nacional, el representante del papa Francisco compartió algunos datos particulares, como el hecho de que cada 10 años el número de católicos ha ido disminuyendo en proporción un 5%, del tal forma que actualmente los católicos representan el 77,8% de la población total.
“Cuando estemos frente de Él –dijo– el dueño de la mies nos pedirá cuenta de los talentos, muchos, que nos ha confiado: un pueblo católico, fiel y devoto a Santa María de Guadalupe. No es una de las cien ovejas las que hemos perdido… ¡es una cuarta parte de las ovejas!“.
En este sentido, llamó a los obispos a reconocer que los métodos “tradicionales” hoy no funcionan, ni pueden funcionar en prácticamente ninguna de las áreas de la evangelización.
Un país joven, pero ateo
De acuerdo con el Censo de Población, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, la mitad de los mexicanos actualmente tiene menos de 30 años, cuando hace diez años, la mitad tenía menos de 25.
Al respecto, Coppola aseguró que México es un país joven, pero no se puede decir que la mitad de quienes participan en las asambleas litúrgicas sea compuesta por jóvenes de menos de 30 años. “Del 2010 al 2020: la disminución de los católicos menores de 30 años de edad, ha sido totalmente en ventaja de los ateos“, explicó.
Por ello, el diplomático vaticano dijo que tanto la pastoral como la práctica litúrgica ha ido en general disminuyendo, mientras que la pastoral catequética, familiar, educativa, juvenil, etc. no parecen estar a la altura de los desafíos que pone la sociedad moderna.
Una realidad que debe cuestionar
El nuncio apostólico también se refirió a la formación y educación en la fe, de las familias, de los niños, adolescentes y jóvenes, la cual –dijo– se encuentra en una encrucijada que no puede no cuestionar profundamente a los obispos.
Dijo que si bien los fieles no han sido completamente abandonados a su suerte gracias a la acción de muchos, especialmente de los nuevos movimientos eclesiales que cuentan en sus filas con jóvenes, “indudablemente hace falta mucho, mucho más”.
Añadió: “La disminución de la población católica en esta tierra Guadalupana es sumamente preocupante. Estamos constatando ahora, con mayor claridad, cuánto –en los últimos decenios- la formación en la fe no había logrado ni ha logrado, como tal vez pensamos o como hubiésemos querido, penetrar a fondo en los bautizados“.
A pesar de todo –concluyó Coppola– la Iglesia en México no debe permitir que este panorama la conduzca al desánimo y al desaliento, sino tomar en serio y valorizar eficazmente, por una parte, tres de las “herramientas” que el papa Francisco ha ofrecido este último año: La encíclica ‘Fratelli tutti’; el año de Señor San José, y el año de la familia, a 5 años de “La alegría del amor”.