España

Antonio Bellella:  “La vida consagrada vive una nueva fecundidad”

  • El Instituto Teológico de Vida Religiosa celebra las bodas de oro de la Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada que se celebrará del 17 al 22 de mayo
  • Bajo el lema ‘Consagrados para la vida del mundo’, reunirá, entre otros, al prefecto Braz de Aviz, a las presidentas de la UISG y de la CLAR, y al superior de los jesuitas Arturo Sosa





Para Antonio Bellella, “la vida consagrada está viviendo una nueva fecundidad, tal y como plantea el Papa Francisco”. Así lo expresa el director de Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR) con la mirada en las bodas de oro de la Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada.  Se celebrarán del 17 al 22 de mayo bajo el lema ‘Consagrados para la vida del mundo’. Tras el paréntesis del año pasado por la pandemia, las restricciones sanitarias hacen que el regreso de estas jornadas de referencia se celebren exclusivamente en formato virtual.

Entre los ponentes, se encuentran las principales referencias eclesiales en este campo, desde el prefecto de la Congregación para Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, el cardenal Joao Braz de Aviz, hasta la presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales, Jolanta Kafka, así como la presidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas/os (CLAR), Gloria Liliana Franco. A ellos se suman otros nombres como el superior general de los jesuitas, Arturo Sosa, y el cardenal arzobispo de Rabat, Cristóbal López.

Latido del corazón

“En estos 50 años, el Instituto ha sido el latido del corazón de la vida religiosa y el impulso para la mente de la vida religiosa, porque ha empujado a la gente a abrir su corazón”. En estas décadas, el alumnado se ha reducido por la disminución de las vocaciones, pero se ha enriquecido por la interculturalidad de los estudiantes y por la diversidad también de los docentes.

Al pedirle un diagnóstico sobre el estado de salud de la vida consagrada, Bellella es consciente de que es “un modo de vida en la Iglesia que en los últimos años ha sufrido una gran crisis”. “El envejecimiento y el debilitamiento ha llevado consigo un proceso prolongado de interrogarse”, analiza el religioso claretiano. “Una vez que hemos atravesado el desierto, el Señor todavía nos tiene un tiempo más esperando a la tierra prometida, pero no ha sido todo negativo”, expone.

Replanteamiento prometedor

Y lo hace, convencido de que la vida religiosa “no ha perdido fuerza personal, porque las personas viven con mayor conciencia su vocación, de su vivencia en comunidad, de su misión dando testimonio de Cristo y estratégicamente ha habido un replanteamiento prometedor”.  Ahí se enmarcarían iniciativas como la misión compartida con los laicos, la intercongregacionalidad… En este sentido, valora “tanto el trabajo interno de las instituciones como el esfuerzo interior de las personas”.

En este proceso de transformación, Francisco está remando a favor. “Su identidad eclesial y personal le hace diferente a sus predecesores porque es jesuita, un consagrado convencido de su consagración”, detalla el director del ITVR, que subraya cómo el hecho de ser un religioso latinoamericano le hace tener una visión especialmente positiva de las sinergias entre la Iglesia diocesana y las congregaciones.

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