El Papa se ha hecho presente en la clausura del congreso organizado esta semana en Ávila para conmemorar las bodas de oro de la designación de santa Teresa de Jesús como doctora de la Iglesia. Y lo ha hecho a través de un videomensaje sorpresa en el que define a la mística española como “una mujer excepcional, una mujer creativa e innovadora” gracias a la oración.
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Organizado por la Diócesis de Ávila, la Orden de los Carmelitas Descalzos y la Universidad Católica de Ávila, este foro ha contado con diversas personalidades que han analizado la figura de la religiosa y la vigencia de su propuesta transformadora. Así, entre los ponentes figuran los cardenales Aquilino Bocos y Ricardo Blázquez, así como los carmelitas Emilio Martínez, Silvano Giordano y Rómulo Cuartas Londoño.
No ceder a la desilusión
Sabedor, de cómo afirmaba Teresa de Jesús, que vivimos “tiempos recios” que exigen “amigos fuertes de Dios”, Francisco hace un llamamiento a no “ceder a la desilusión, a la resignación, al funesto e infundado presagio de que todo va a salir mal”. Frente a este “pesimismo infecundo”, el Obispo de Roma invita a adentrarse en la aventura de la oración, como instrumento para recuperar la esperanza con la conciencia de que “Dios es grande, que está más allá del horizonte, que Dios es bueno, que nos ama”.
“La audacia, la creatividad y la excelencia de Santa Teresa como reformadora son el fruto de la presencia interior del Señor”, expone el Papa en un vídeo en el que subraya que hoy también “los cristianos estamos llamados a que, a través de nosotros, la fuerza del Espíritu Santo siga renovando la faz de la tierra”. “Son los santos quienes permiten que el mundo avance”, subraya a continuación Francisco.
Unión a Cristo
En esta misma línea, el Papa rompe con esa imagen del misticismo como algo misterioso y de la santidad como una llamada para algunos “especialistas de lo divino”. Así recuerda que “la misma Santa Teresa advierte a sus monjas que la oración no es para experimentar cosas extraordinarias, sino para unirnos a Cristo”. “Y el signo de que esta unión es real son las obras de caridad”, apostilla el Pontífice argentino.
En el vídeo, Francisco se muestra convencido de que ser santo “es la vocación de todos los creyentes”. “La santidad no se copia”, asevera el Papa. “Tal camino -detalla Francisco- no se abre a los que se tienen a sí mismos por puros y perfectos, los cátaros de todos los siglos; sino a los que, conscientes de sus pecados, descubren la hermosura de la misericordia de Dios”.
Recado a las monjas
En este camino hacia la santidad, el Papa subraya en su alocución una clave: la fraternidad. Y es ahí cuando, echando mano de su buen humor, manda un recado a las monjas carmelitas, pero también a toda la comunidad católica: “Y cuando yo veo las ‘peleítas’ en algún convento, dentro de un convento, o las ‘peleítas’ entre conventos (que si yo soy de aquí, que yo soy de allá; que si interpreto así; que si acepto esto de la Iglesia, que si no lo acepto), las pobres monjas se olvidaron de la Fundadora, de lo que les enseñó”.