Un año más sin felicitar la Pascua al 60% de los españoles. Este año, tampoco el Ramadán a los dos millones de musulmanes de nuestro país. No obstante, Pedro Sánchez ha vivido una auténtica Pascua misionera en Angola. El presidente del Gobierno se ha convertido en el inesperado ‘amigo’ de Don Bosco en su reciente mini gira africana que le llevó el 8 de abril a Luanda con el objetivo de buscar nuevas oportunidades de negocio para las empresas españolas.
En la agenda, solo tres actos: asistencia al Foro empresarial España-Angola, reunión con el presidente angoleño, Joao Lourenço, y parada en el colegio salesiano Don Bosco del barrio de Lixeira antes de viajar a Senegal, donde al día siguiente continuó la agenda institucional antes de regresar a Moncloa.
La escuela, que atiende a 6.000 alumnos, se construyó con el respaldo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Aunque los salesianos llegaron en 1982 –en medio de la guerra civil que puso fin en 2002 y a la que había precedido la guerra por la independencia durante 13 años–, el centro se construyó en 2003. El embajador, Manuel Hernández Ruigómez, consultó con la comunidad salesiana cómo verían una visita del presidente. Ellos aceptaron.
El viaje tenía un cariz económico, pero supongo que desde el Gobierno habrán querido tocar un aspecto social”, explica a Vida Nueva el salesiano español Manuel Ordoñez, director del colegio. “Él estuvo muy amable, muy próximo y preguntó mucho por los niños. Ellos son muy de acercarse y él encontró calor en la acogida”, agrega.
A tenor de lo expresado por Sánchez en una carta de agradecimiento a los salesianos, a la que ha tenido acceso esta revista, parece que el líder socialista ha vivido toda una ‘conversión’: “Tener la oportunidad de visitar la obra social de los salesianos en Angola es una lección de vida. Su entrega a los demás, tanto en España como fuera de nuestro territorio, es ejemplar. En este barrio de Luanda, cumplís con diligencia y perseverancia el mandato del fundador, san Juan Bosco: llevar la educación a los niños y niñas para construir un futuro de esperanza”.
Asimismo, el presidente, totalmente entregado, continúa su escrito así: “En Lixeira tenemos un ejemplo extraordinario de entrega a la infancia y a los jóvenes. Gracias a vuestra tarea, gracias a los religiosos salesianos, esta comunidad podrá obtener una formación. Os felicito por la excelente labor que estáis realizando con la formación de miles de niñas y niños angoleños y de jóvenes en riesgo de exclusión social. Os felicito por vuestro incansable trabajo para atender las necesidades de los más vulnerables”.
Y añade: “Como presidente del Gobierno, siento un profundo orgullo. Os animo a que sigáis haciéndolo con esa generosidad que os caracteriza, y a que la incrementéis, como siempre habéis hecho, en la medida de lo posible”.
“Son de agradecer estas palabras de una persona que no parece especialmente sensible al hecho religioso”, indica Ordoñez por videollamada desde ese barrio tan desfavorecido de Luanda, construido sobre un basurero.
Los salesianos de la capital de Angola atienden también la parroquia de San José de Nazaret, que abarca a 150.000 personas. “Es como si Palencia tuviera una sola parroquia”, apostilla Ordoñez. Eso sí, en crecimiento constante, con 2.500 jóvenes en catequesis y 500 niños esperando a ser bautizados en junio.
La obra salesiana cuenta con un centro de atención primaria, principalmente destinado a madres jóvenes y sus hijos. Así, cuentan con una red que atiende en la calle a menores vulnerables para reinsertarlos a través de sus centros. En total, unos 300 adolescentes, “incluidas chicas que ejercían la prostitución y han llegado incluso a tener sus niños en el centro, porque entraron embarazadas”, explica.
La comunidad salesiana está formada por tres sacerdotes –uno de Brasil, otro de Angola y el propio Ordoñez–, un hermano, dos diáconos y dos salesianos en formación. En la última década estuvieron otros dos misioneros españoles, pero que fallecieron en los dos últimos años a causa de paludismo, que, junto a otras enfermedades son las que causan estragos.
De COVID han muerto 520 personas, según cifras del Gobierno y unos 20.000 se han infectado, pero al ser una población tan joven, la mortalidad es baja. Además, a los más mayores ya los han vacunado, como es el caso de Ordoñez. “Yo con 66 años aquí soy un abuelo”, dice entre risas. “Ya, pero con esa edad Artime –rector mayor– no te jubila”, le bromeamos ante la carcajada del palentino.
Manuel Ordoñez fue la sombra de Sánchez durante la visita. “Lo vi preocupado por si los niños tenían agua, electricidad… Estuvo una hora y, aunque llegó tarde, no se fue antes”, indica Ordoñez. Y es que el presidente conoce esta realidad posiblemente gracias a la primera dama, Begoña Gómez, quien, según su curriculum, es directora del IE Africa Center, un centro que impulsa el desarrollo de proyectos sociales en el continente.
Ordoñez optó por subirlo al piso más alto de la escuela, desde donde se divisa todo el barrio. “En las fotos parece que lo estuviera confesando”, afirma riéndose. Fuera de broma, tiene un sueño, quizá materializable: “Esperemos que esto ayude a la financiación en cooperación más allá de las fotos. Para los menores vulnerables no tenemos apoyo económico, no así en el colegio, pues los 200 profesores son del Estado, ya que somos un colegio concertado”.