Los obispos de México dieron a conocer su mensaje con motivo de su CX asamblea plenaria, en el que se dirigieron a los políticos, maestros y empresarios, entre otros
En el tradicional mensaje con motivo de su asamblea plenaria, que por segunda ocasión se llevó a cabo de forma virtual, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) llamó al Pueblo de Dios a colaborar en la búsqueda de soluciones para enfrentar la emergencia sanitaria, familiar, educativa, económica y de seguridad que se vive en el país a causa de la pandemia, pero también de las elecciones intermedias de este año.
Los obispos dejaron en claro que en la situación actual en la que se encuentra la nación “no hay tiempo de divisiones ni descalificaciones“, y en este sentido enviaron un mensaje particular a ocho sectores clave de la sociedad, entre ellos, políticos, maestros y empresarios.
A quienes gobiernan o aspiran a hacerlo tras las próximas elecciones -consideradas las más grandes de la historia del país- los exhortaron a reflexionar sobre su papel en la promoción de acuerdos que ayuden a superar las crisis que enfrenta México.
Y en palabras del papa Francisco, recordaron, a quienes ejercen algún cargo político, que la pregunta al final de su vida no debe ser: “¿Cuántos me aprobaron; cuántos me votaron; cuántos tuvieron una imagen positiva de mí?”. Sino: “¿Cuánto amor puse en mi trabajo; en qué hice avanzar al pueblo; qué marca dejé en la vida de la sociedad; qué lazos de paz construí; qué fuerzas positivas desaté; o cuánta paz social sembré?”.
A quienes saldrán el próximo 6 de junio a ejercer su derecho al voto, los obispos los invitaron a informarse lo mejor posible sobre el candidato y sus propuestas, a fin de evitar ser cómplices de campañas de desinformación, del apoyo a candidatos que estén en contra de la vida, la institución matrimonial, la dignidad humana y de la libertad religiosa.
También les pidieron no dejarse comprar por dádivas o condicionar por amenazas de ningún tipo, sino ejercer un voto libre y soberano.
Para los docentes mexicanos, los obispos reservaron una felicitación por su “servicio generoso, esforzado y creativo” durante esta época de pandemia, que dificultó el cumplimiento de sus deberes y de su vocación.
A ellos, les pidieron mantener el espacio educativo libre de la influencia de ideologías que atentan contra la cultura y valores mexicanos.
A los responsables del desarrollo económico del país, el Episcopado Mexicano los llamó a no olvidar que la actividad productiva ha de tener como máximo valor la persona, el bien común y la urgencia de que las acciones se realicen bajo una política sustentable, cuidando la casa común.
Y en su búsqueda por recuperar el mercado perdido a causa de la pandemia, les pidieron no olvidar que no todo se resuelve con la libertad de mercado, sino llevando la dignidad humana al centro y, a partir de ahí, construir las estructuras sociales alternativas que el país necesita.
Con las familias mexicanas los obispos expresaron su empatía y solidaridad ante las dificultades que han vivido a lo largo de un año de pandemia, especialmente con aquellas que han perdido a un ser querido.
Y ante la violencia intrafamiliar que ha crecido considerablemente durante el confinamiento, las exhortaron a guardar la unidad en el amor.
Para los médicos, enfermeras y personal de apoyo hubo un agradecimiento por su servicio durante esta pandemia; “y por habernos recordado la importancia de servir con amor“.
Como creyentes –señala el texto leído en conferencia de prensa por el presidente de la CEM, Rogelio Cabrera; el secretario general, Alfonso Miranda, y el arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez– “vemos en cada enfermo que han atendido al mismo Cristo sufriente, que sea Él quien mejor los recompense con su amor“.
Finalmente, expresaron un agradecimiento a los agentes de pastoral, sacerdotes, religiosos y laicos, por su testimonio y compromiso, “por estar siempre cercanos al Pueblo de Dios en estos tiempos difíciles”.
“Reconocemos que para muchos esto ha significado dar la vida, por ellos elevamos una oración al Señor de la vida para que sea su mejor recompensa; y para quienes continúan arriesgando su vida por encarnar la Misericordia del Buen Samaritano acercando el alimento de la Caridad, la Palabra y la Eucaristía a sus hermanos, los exhortamos a seguir cumpliendo su ministerio con amor, responsabilidad, alegría y generosidad“.