Al término de su asamblea plenaria, en mensaje conclusivo, abordan la pandemia, la situación de migrantes y los más vulnerables, sus acciones para reparar a las víctimas de abuso sexual en contextos eclesiales y el proceso para una nueva Constitución
De manera telemática se realizó la 122ª asamblea plenaria del episcopado chileno en la que, esta vez, no participó el cardenal arzobispo de Santiago, Celestino Aós, ni su obispo auxiliar, Alberto Lorenzelli, debido a que ambos estuvieron, en esos días, hospitalizados por Covid-19. Al término de la jornada inaugural, el martes pasado, en la que participó el nuncio apostólico Alberto Ortega Martín, enviaron un saludo a ambos obispos en el que les expresaban su afecto, cercanía y oración.
Hoy viernes, una vez clausurada la asamblea, los obispos hicieron público un mensaje con el título ‘En este momento de dolor Cristo Resucitado es nuestra esperanza, en el que se refieren, en primer lugar, a la “difícil situación que vive nuestro pueblo, como muchas otras naciones, por el impacto devastador de la pandemia del Covid-19, por sus consecuencias y huella social: pobreza, cesantía, empleo precario, bajos ingresos y problemas de salud mental en tantas familias”.
Informan que “ante esta realidad dolorosa hemos decidido continuar con nuevas fuerzas las diversas campañas solidarias, a nivel nacional y diocesano a través de la red Caritas, para apoyar a las familias de mayor vulnerabilidad. Apelamos a la generosidad de todos para que nadie sufra hambre ni frío en estos meses”.
Agradecen “al personal sanitario, a los servidores públicos y voluntarios que siguen entregando su mayor esfuerzo”, lamentan “que esta tragedia sea minimizada por personas y grupos, y utilizada por otros con diversos fines” y comparten “la decepción de numerosas personas que esperaban, especialmente en el mundo político, mayor altura de sus líderes en un desafío de Estado que algunas veces se banaliza y trivializa como si no fuera de la mayor gravedad”.
A continuación se refieren a la situación de los inmigrantes en el país. “Tenemos una especial preocupación por los migrantes; en la pandemia han sido los primeros en perder su trabajo y han quedado en la más completa indefensión. Pese a las dificultades de esta hora continúan luchando por encontrar una tierra que los acoja y les permita vivir en paz. En comunión con el papa Francisco, invitamos a acogerles como quisiéramos ser nosotros mismos acogidos, a proteger sus derechos y su dignidad, a promover su desarrollo e integrarlos plenamente en la sociedad”, expresan los obispos.
Al referirse al proceso de elaboración de la nueva Constitución reiteran el anuncio ya hecho del documento que contiene principios y valores de la enseñanza social de la Iglesia e invitan a leerlo, sobre todo en estos días en que se discuten en el parlamento “diversas iniciativas de ley, como el proyecto de eutanasia y otros que se relacionan con la justicia y seguridad social”. En un tono no habitual para este tipo de llamados, los obispos expresan que “como hermanos que deseamos lo mejor para nuestra patria, humildemente invitamos a conocer este documento que hemos preparado pensando en el presente y porvenir de nuestro país”.
“Con respecto al abuso sexual en contextos eclesiales, es clara nuestra conciencia de que este flagelo contradice el Evangelio y debemos erradicarlo”, asegura el mensaje de los obispos. “Porque nos duele inmensamente que esto haya ocurrido, en esta asamblea dimos un nuevo paso en la búsqueda de criterios comunes para ofrecer una reparación integral a las víctimas de abuso sexual en contextos eclesiales”, afirman. Agregan que “una comisión especial ha venido trabajando este reto junto al Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento a Víctimas, y nos ha presentado criterios, consideraciones y propuestas, en el marco de lo establecido por las normas canónicas y leyes chilenas”.
Los obispos también anuncian las asambleas eclesiales chilena y latinoamericana. “Dos importantes procesos sinodales de escucha y participación están en marcha. El primero, “discernimiento para la renovación de la Iglesia”, lo iniciamos en 2018 en búsqueda de caminos de conversión y renovación. Un hito de ese proceso será la tercera Asamblea Eclesial Nacional que esperamos recoja el año 2022 los frutos de este discernimiento. Por su parte, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) ha convocado a una Asamblea Eclesial de carácter continental para noviembre de 2021, y desde nuestro país estamos invitando a una amplia participación de las personas y comunidades”, informan los obispos.
Concluyen su mensaje refiriéndose a la violencia en el país. “Nos interpelan y desafían como pastores situaciones graves y delicadas, como la violencia latente y patente que genera un ambiente de temor, aislamiento y una constante reacción de odiosidad de unos contra otros”, dicen en general. “De un modo particular, nos inquieta la situación en la Araucanía, donde la persistente tensión y violencia termina desplazando o inhibiendo todo intento de abordar como Estado esta histórica deuda”, señalan y reafirman su “compromiso y misión de anunciar a Cristo Resucitado, sirviendo siempre al pueblo de Dios que nos ha sido confiado.”
Los obispos de Chile se despiden en su mensaje conclusivo de la asamblea plenaria, llamando a que “hoy más que nunca, cuando las circunstancias son complejas, seamos instrumentos de su amor, rostros de su misericordia y acogida, palabras de consuelo, tiempos generosos de escucha, sembradores de paz y de alegría, luchadores incansables por la verdad y la justicia”.