Entrevistas

Alejandro Arellano: “La reforma de las nulidades continúa con no pocas dificultades para ser acogida”

  • El nuevo decano de la Rota Romana explica a Vida Nueva el empeño del Papa para que los procesos de nulidad matrimonial sean “más rápidos, simples, accesibles y gratuitos”
  • La entrevista íntegra con el sacerdote español, en el próximo número de la revista





El sacerdote español Alejandro Arellano fue nombrado por el papa Francisco el pasado 30 de marzo decano de la Rota Romana, el Tribunal de apelación vaticano y en el que este religioso operario llevaba trabajando como juez auditor desde 2007. “El servicio a la justicia es una parte esencial de la misión pastoral de la Iglesia”, destaca en una entrevista con Vida Nueva este profesor de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, el decano más joven en la historia de la Rota.



PREGUNTA.- ¿Qué le ha pedido el Papa?

RESPUESTA.- Ha puesto de manifiesto que el Tribunal de la Rota Romana, en cuanto Tribunal de la familia, debe mostrar el indefectible amor misericordioso de Dios hacia las familias, en particular aquellas heridas por el pecado y las pruebas de la vida; y en cuanto Tribunal de la verdad del vínculo, debe proclamar la irrenunciable verdad del matrimonio según el Designio de Dios.

P.- ¿Cuál debería ser el papel estratégico del Tribunal de la Rota en este pontificado?

R.- Hoy más que nunca es necesaria una competencia jurídica y teológica que ayude a esclarecer la verdad de la situación de la persona. No podemos ignorar el hecho de que el servicio a la justicia es una parte esencial de la misión pastoral de la Iglesia, que busca el bien de las personas. Por tanto, el servicio que la Rota Romana realiza debe estar siempre animado por la caridad pastoral, teniendo presente siempre a Cristo, que se interesa y preocupa por las ovejas heridas para curarlas con misericordia y consolación. Para ello, debemos saber escuchar, estudiar y discernir, ya que solo así veremos que detrás de cada una de las páginas que componen las actas de una causa, está el rostro de una persona con su dolor, sus anhelos y sus esperanzas, que requieren, por nuestra parte, el mayor respeto y atención. Detrás de cada una de las prácticas, de cada posición, de cada causa, hay personas que esperan justicia.

P.- ¿Qué valoración hace de la aplicación del motu proprio ‘Mitis Iudex Dominus Iesus’, que aceleró los procesos de nulidad matrimonial?

R.- Uno de los mejores frutos de la reforma que el Santo Padre ha regalado a la Iglesia es el renovado interés por los procesos de declaración de nulidad del matrimonio, no vistos exclusivamente desde el punto de vista doctrinal de los canonistas, sino como instrumento de acogida de los fieles heridos que se sienten separados de la Iglesia. La reforma pretende responder a la crisis del matrimonio y a las situaciones irregulares, poniendo a disposición de los fieles procesos más rápidos, simples, accesibles y gratuitos. A los 5 años de la promulgación de la reforma que, probablemente, es la más importante del proceso y del ordenamiento jurídico para las causas de nulidad del matrimonio en la Iglesia, se ha insistido en comprender y aplicar sus principios, lo que implica evitar praxis injustificadas y arbitrarias que retrasan la decisión de la causa. La reforma continúa encontrando no pocas dificultades para ser acogida, ya que no siempre se toma en consideración el mensaje teológico y eclesiológico expresado por el Papa para poner en el centro a los pobres.

Lentitud y demoras

P.- ¿Ha agilizado realmente el motu proprio los procesos?

R.- La nueva ley ofrece disposiciones que favorecen la celeridad de los procesos y una justa simplicidad de los mismos. La lentitud y las demoras inútiles se transforman en una verdadera injusticia con gran daño a las almas. No obstante, las causas que determinan la lentitud del proceso aún no han sido superadas completamente.

P.- ¿Qué responde a quienes consideran que ha abierto la puerta al “divorcio católico”?

R.- Pretender que el nuevo proceso sea la respuesta para todos los casos de divorciados es una instrumentalización que puede causar daño no solo a los fieles que recurren a los tribunales, sino a toda la Iglesia, que ha sido desde su nacimiento testigo fiel de Cristo. La reforma no ha afectado o dañado la percepción de la firmeza e inamovible indisolubilidad del matrimonio. El respeto de la esencia de la realidad matrimonial es la principal e insuprimible exigencia de la verificación judicial.

P.- Hay fieles que piensan que algunas nulidades son arbitrarias y se consiguen a golpe de talonario, especialmente cuando los implicados son personajes populares. ¿Es así?

R.- El papa Francisco ha expresado el deseo de gratuidad de los procesos, afirmando que se trata de una materia “estrechamente ligada a la salvación de las almas”. Este criterio prevé la intervención de las Conferencias Episcopales para garantizar a todos los fieles un acceso indistinto a la justicia eclesiástica, no limitado por los costes de la causa. La Iglesia nunca ha excluido a nadie, por motivos económicos, en la introducción de una causa de nulidad de matrimonio.

(Lea la entrevista íntegra en el próximo número de Vida Nueva)

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