El nuncio Bernardito Aúza ha salido hoy en defensa de los obispos españoles frente a las recientes acusaciones de la ministra Ione Belarra que acusó a la Iglesia de ser “cómplice demasiadas veces” de la violencia sexual contra los menores.
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En su intervención en la apertura de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, el diplomático vaticano sentenció que “nadie puede poner en duda la credibilidad de la Iglesia en sus declaraciones y actividades”. Resulta especialmente significativo una intervención de este tipo en palabras de un nuncio vinculada a unas declaraciones puntuales.
Secundar al Papa
“Nadie puede interpretar falta de transparencia negativa a secundar lo que el Papa pide al respecto”, insistió Auza, tan solo un día después de que El País publicara una base de datos propia sobre la pederastia eclesial en estos últimos años.
De hecho, explícitamente respaldó el comunicado lanzado el pasado viernes por la Secretaría General de la Conferencia Episcopal en el que se tachaba de “gravemente injustas” las acusaciones de la titular de Derechos Sociales. Frente a ello, elogió el texto elaborado por Luis Argüello, del que expuso cuenta “con espíritu de colaboración y honestidad bien expresado”.
Cauce institucional
Incluso, puso en valor “el trabajo bien realizado por todos ustedes que, secundando los deseos del Santo Padre, prestaron en seguida atención y dieron presto cauce institucional a nivel diocesano en materia de abusos de menores”.
Desde ahí, animó a los obispos a promover “una necesaria colaboración ante este doloroso tema” y “afrontar el problema juntos” entre diócesis y congregaciones religiosas. Así, les instó a poner en marcha el servicio conjunto de coordinación de las oficinas de atención a víctimas que ya hace unas semanas anunció el secretario general de los obispos, Luis Argüello.
Ley Celaá
Frente a esto, el nuncio animó a los obispos a seguir trabajando desde “el diálogo y la colaboración con todos” para lograr un encaje digno de la asignatura de Religión dentro de la reforma educativa que promueve la nueva Ley Celaá.
En su alocución, el nuncio también invitó a los pastores en ahondar en las líneas de acción pastoral que tienen previstas con el foco puesto en la sinodalidad. Así, les instó a promover la corresponsabilidad y ministerialidad con los laicos, pero marcó unos límites. Así, advirtió de que, “para no desnaturalizar su sentido, que claro que se trata de una encomienda eclesial, no un derecho personal ni un beneficio que puede adquirirse conforme a un gusto o inclinación, sino a una necesidad pastoral”.
Al referirse al acolitado y al lectorado de las mujeres, subrayó especialmente cómo bajo ningún concepto puede vincularse al sacramento del orden. “El Papa lo separa de la raíz”, sentenció el diplomático.
El nuncio de origen filipino concluyó su intervención agradeciendo a los misioneros españoles la labor realizada en su país, con motivo de los 500 años del inicio de la evangelización en su país.