“No se trata solo de las mujeres en sí, sino del desarrollo sano, justo y honesto de toda la sociedad”. Esta ha sido la respuesta de la nueva presidenta de los Focolares, Margaret Karram, al ser preguntada por la agencia Sir acerca del papel de la mujer en la Iglesia.
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Un tema, como ella misma ha reconocido, sobre el que “llevaría mucho tiempo” responder, pero que no solo está de actualidad sino que es de vital importancia. “El papa Francisco ha subrayado repetidamente la importancia de involucrar más a las mujeres en los procesos de discernimiento y decisiones”, ha subrayado. “Me parece que también está sucediendo dentro de la Iglesia y en el gobierno del Vaticano“.
Karram, desde el pasado 31 de enero, es la máxima representante del movimiento de los Focolares a nivel mundial: una realidad eclesial que, por estatutos, siempre ha de tener como presidenta a una mujer, siguiendo los pasos de su fundadora, Chiara Lubich.
Paz de corazón
“Hay un grito de humanidad que nos toca de una manera particular y eso es lo que se eleva donde hay desunión”, ha apuntado, refiriéndose al carisma focolar. “Desunión en la familia, desunión entre Iglesias y entre pueblos. La desunión también es a menudo causada por conflictos y guerras. Porque esta es la esencia de nuestro carisma: recomponer la unidad donde se rompe y hacer este mundo más armonioso y más en paz”.
“Solo si tenemos paz en nuestro corazón podemos actuar, estar atentos a los que nos rodean, abrirnos a la humanidad que nos rodea”, ha continuado Karram. “Solo así podremos construir la hermandad y la paz duradera. De lo contrario, son solo palabras y, la paz, una utopía”.