Alboan y Entreculturas subrayan la importancia del cuidado del planeta en el marco del Día Internacional de la Tierra
La líder indígena lenca Berta Cáceres fue una reconocida feminista y activista del medio ambiente hondureña, asesinada en 2016. Ahora su hija, Berta Zúñiga, ha tomado el testigo, como coordinadora General del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), de la lucha que inició su madre para alcanzar la justicia social y ambiental en el país. En el marco del Día Internacional de la Tierra, Alboan y Entreculturas han hablado con ella y con el jesuita Ismael Moreno, director de Radio Progreso y del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) en Honduras.
“Para la población indígena, la tierra es su hogar, su fuente de alimentación y medicinas, pero también es un foco constante de ataque, en la medida en que las industrias extraen recursos en áreas cada vez más remotas”, ha dicho Moreno. “Los ríos, las minas, los bosques son entendidos como un campo para capturar y convertirlo en dinero, llevándose por el medio a las poblaciones”. Por este motivo, en Honduras, “la deforestación y la destrucción de la naturaleza sigue estando muy presente con el fin de conseguir productos como madera, aceite de palma y minerales”.
Por su parte, Zúñiga, subraya la necesidad de continuar defendiendo los derechos de las comunidades indígenas. “La tierra es el espacio donde se materializa la vida. No es solo el terreno, sino que es todo aquello que lo compone y lo que se construye a su alrededor”, dice.
Frente a esta situación, y ante la poca implicación institucional con el cuidado del medioambiente y los derechos humanos, es muy importante el papel de las organizaciones y los activistas sociales, como Berta Cáceres, en su lucha por defender la población está por encima de todo. “La idea no es morir acá como mártires, sino que queremos luchar por vivir en un país diferente; nuestra apuesta es por la vida, por desterrar de este país a los grupos de poder que explotan la tierra y violentan a las mujeres y a las poblaciones indígenas”, expone Zúñiga.
De acuerdo con los datos más recientes, al menos 40 personas defensoras de la tierra han muerto en circunstancias de violencia tras el asesinato de Berta Cáceres. Esta cifra sitúa a Honduras como el país con la tasa más alta de asesinatos contra personas defensoras per cápita. Cinco años después del asesinato de su madre, Berta se enfrenta al juicio contra David Castillo, presidente de la empresa hidroeléctrica que Cáceres trataba de evitar y presunto autor intelectual de su muerte, momento clave en la lucha de su familia por proclamar la justicia y la libertad.
Respecto a esta situación, desde Alboan y Entreculturas creen que es importante que, tanto a Honduras como en el resto del mundo, “se garanticen la protección y los recursos necesarios para seguir defendiendo la tierra”. Además, las organizaciones de la Compañía de Jesús matizan que “hay que poner fin a la corrupción y a proyectos abusivos empresariales que tienen un impacto negativo para el planeta, así como garantizar la protección de la población indígena y sus derechos humanos”.