El presidente del Comité de Migración de los obispos de Norteamérica expresó su decepción por esta decisión, y llamó a hacer más como país por quienes buscan refugio o asilo
Luego de que la administración del presidente Joe Biden anunciara a finales de la semana pasada que no aumentará el número históricamente bajo de refugiados que pueden ser recibidos en los Estados Unidos durante el año fiscal actual, la Conferencia de Obispos de ese país (USCCB) lamentó la decisión y llamó a hacer más como nación.
En este contexto, el gobierno norteamericano también anunció que restablecerá la práctica de muchos años de asignar refugiados de todas las regiones del mundo, abriendo así el reasentamiento (traslado de personas refugiadas de un país de acogida a otro Estado que convino recibirlas) a algunos que no estaban incluidos en las categorías más restringidas de la administración anterior.
En respuesta a dichos anuncios, el obispo auxiliar de Washington, Mario Dorsonville, en su calidad de presidente del Comité de Migración de la USCCB, expresó su decepción debido a que el número de admisiones de refugiados seguirá estando en un mínimo histórico, pero agradeció que se permita finalmente el reasentamiento en los Estados Unidos a varias familias de refugiados perseguidas, que antes no podían viajar.
“El número de refugiados que serán bienvenidos este año es muy inferior a lo que podemos hacer como país, y no es una respuesta adecuada a la inmensa necesidad de reasentamiento“, dijo Dorsonville.
En este sentido, anunció que los obispos de Estados Unidos trabajarán con la administración Biden, “los funcionarios y las comunidades estatales y locales, y nuestros colegas para garantizar que cada uno de los 15.000 refugiados reafirmados como límite máximo de este año sea reasentado de manera segura y lo más rápido posible“.
Confió en que la administración aumente el límite de refugiados a mediados de mayo para el año fiscal restante, como también lo anunció el gobierno la semana anterior, y alentó a las autoridades a reconstruir el programa “a niveles más normales y justos al llegar a una meta de admisión de 125,000″.
Dorsonville recordó que las “terribles circunstancias a las que se enfrentan los refugiados y asilados” han sido motivo de especial preocupación para la Iglesia católica en ese país, pues “cada persona ha sido creada a imagen de Dios y, por lo tanto, debe ser valorada, protegida y respetada por la dignidad inherente que posee”.