Muchas veces, al hablar de vocación se piensa en el sacerdocio o la vida religiosa. Sin embargo, la llamada a la vida dedicada a Dios se manifiesta también en los institutos seculares. Ese es el caso de Inmaculada Badía, consagrada de Alianza en Jesús por María, quien, en esta 58 Jornada Mundial por las Vocaciones, explica a Vida Nueva en qué consiste esta opción de vida dedicada, principalmente, a reflejar en el mundo la virginidad de Cristo y de María.
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PREGUNTA.- ¿Cómo le explicaría su vocación a alguien que no sabe en qué consisten los institutos seculares?
RESPUESTA.- Dios por amor me llamó a seguirle, y la manera que me ofreció como única para mí fue en un instituto secular, una forma de vida consagrada. Vivimos los Consejos Evangélicos de castidad, pobreza y obediencia haciendo síntesis entre consagración y secularidad. Somos laicas y laicos, y al mismo tiempo consagradas y consagrados.
Realizamos nuestra misión como cualquier laico, en nuestra profesión, yo por ejemplo soy auxiliar de enfermería en una residencia de la Tercera Edad, ambiente social donde cada una nos desenvolvemos, en los servicios que presta el laicado en la Iglesia.
En la Alianza en Jesús por María vivimos solas o con nuestra familia sin ningún tipo de vida común. Misión de los Institutos Seculares, como nos recordaba Pablo VI es “ser ala avanzada de la Iglesia, laboratorio experimental”. Si nos preguntamos cuál ha sido el alma de cada Instituto Secular que ha inspirado su nacimiento y su desarrollo, debemos responder: el anhelo profundo de una síntesis; el deseo ardiente de la afirmación simultánea de dos características: la primera, la total consagración de la vida según los consejos evangélicos; y la segunda, la plena responsabilidad de una presencia y de una acción transformadora desde dentro del mundo para plasmarlo, perfeccionarlo y santificarlo.
P.- ¿De qué forma se manifiesta el carisma de la Alianza en Jesús por María en tu día a día?
R.- Nuestro carisma es manifestar al mundo el rostro virgen de Cristo en la exclusividad en el amor y la entrega a Jesucristo como esposo. También orando y trabajando por la inocencia de los niños y niñas, la castidad de los jóvenes, la fidelidad de los esposos y la virginidad fecunda de las personas consagradas.
Asimismo, en las opciones por lo transparente, limpio y puro en todo. Animando y potenciando lo relacionado con la vivencia cristiana de la sexualidad según el plan de Dios; en la sinceridad y transparencia en el obrar opinar y actuar; en el compromiso por todo lo que dignifica a la persona.
También se manifiesta en la forma de estar presente en los distintos lugares donde me muevo cada día; en el trabajo realizado con dedicación, esmero y cuidado; en la honradez y limpieza a la hora de cumplir con las obligaciones de todo ciudadano; y en las opciones de vida desde una ecología integral.
P.- ¿Cómo es la vida en el Instituto?
R.- No tenemos vida en común. Formamos una gran fraternidad entre todos los miembros del Instituto. Tenemos encuentros que nos ayudan a vivir lo mejor posible la vocación recibida. Hay miembros que vive en total dispersión, solas en cualquier localidad, hay quienes forman un grupo y se reúnen semanalmente para formaciones y/o encuentros fraternos de oración y esparcimiento. Donde hay número mayor, se forma lo que llamamos un Centro local. Pero la finalidad es la misma: ayudarnos en la vivencia de la vocación propia.
P.- A priori, es posible que esta sociedad entienda vuestro carisma como especialmente “difícil”. ¿Cómo son los procesos formativos y vocacionales?
R.- Es difícil porque los valores están desenfocados, pero no porque el carisma haya dejado de ser un valor, todo lo contrario. Precisamente porque hay desenfoque de los valores cristianos auténticos, la virginidad debe ser puesta en valor. La virginidad siempre ha sido reconocida en la Iglesia como un don aunque con diferente intensidad en su reconocimiento según épocas.
En nuestro caso, por deseo del Fundador, la formación permanente ha sido siempre una necesidad y una exigencia. Cuando alguien comienza su vida en el Instituto vive periodos específicos de formación: aspirantado, iniciación, formación en los primeros votos y después formación permanente para los miembros de votos perpetuos. Los miembros de la Alianza vivimos además una fuerte llamada a la autoformación según los ambientes en los que vivimos.
P.- ¿Qué puede aprender el mundo actual de vuestro fundador, D. Antonio Amundarain?
R.- Nuestro mundo puede aprender del Venerable D. Antonio Amundarain Garmendia a reconocer la virginidad, la pureza y la transparencia de vida, como dones que hacen de nuestro mundo un lugar donde mejor acoger el Reino, viviendo el amor que sólo se plenifica con el don total de si a Dios. Otras características importantísimas de nuestro Fundador que vivió y comunicó con autenticidad son la humildad, la sencillez y la vida de sacrificio
P.- ¿Qué mensaje mandarías a los jóvenes?
R.- Para mí hay algo muy fundamental que expresaría así: “Querido joven. ¿Has escuchado la voz de Jesús que te invita a ser feliz en plenitud? Si no es así te estás perdiendo algo en la vida único para ti. Escala las preguntas fundamentales de tu vida y encuentra en Jesús la respuesta. La virginidad es una llamada que puede estar en el hondón de las respuestas a tus preguntas. Atrévete y anímate a descubrirla”.