El pasado 23 de marzo, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, develaba en una rueda de prensa que, en los últimos 20 años, el Vaticano ha investigado 220 denuncias de abusos sobre sacerdotes españoles. Ante esta nueva información, la red internacional de supervivientes de abusos por parte de sacerdotes ha instado al Gobierno de Sánchez a actuar e iniciar una investigación sobre las cifras reales.
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“Creemos que estos números apenas arañan la superficie del abuso en España”, apunta la red en un comunicado. “Confiamos en que, si el Gobierno español ordena una investigación sin restricciones sobre abusos, similar a las que han tenido lugar en Australia o Nueva Zelanda, las cifras proporcionadas por la Iglesia española se mostrarían solo como la punta del iceberg”, advierten.
“La tasa de abuso en países que han llevado a cabo investigaciones seculares oscila entre el 8% y el 10% y cada abusador tiene un promedio de entre 10 y 20 víctimas. Eso significa que, de los 31.000 clérigos que, según los obispos españoles, trabajaron en su país desde 2001, es más probable que unos 3.100 clérigos hayan abusado de entre 31.000 y 62.000 niños“, explican, apuntando que, “por impactantes que parezcan esos números” podrían ser más “fiables que los de los obispos”.
La única forma de proteger a los niños
Asimismo, la red afirma que “nos horroriza que los prelados omitieran el número de denuncias recibidas en comparación con el número que decidieron investigar”. Además, aseveran que “el número presentado tampoco incluyó a los laicos que trabajaban para escuelas católicas o monjas”.
“Desde 2001, la iglesia católica de Estados Unidos ha admitido a 2.750 abusadores y 12.000 víctimas“, continúa el comunicado, ante lo cual concluyen que “la denuncia española de 220 abusadores y 350 víctimas en ese mismo período no solo es risible, sino un insulto a las miles de víctimas que la Iglesia se niega a reconocer o ayudar”.
Finalmente, la red ha subrayado que es necesario que “el gobierno laico de España ordene a la Iglesia católica en España que abra sus libros para una verdadera investigación”, ya que esta es la “única forma de proteger a los niños es cambiar el sistema de secreto que impregna la institución católica mundial”.
