La Iglesia católica debe promover la vacunación contra el coronavirus, pues tiene “la responsabilidad de hacer entender a las personas que tienen que protegerse a sí mismas y a los demás”. La religiosa Carol Keehan, coordinadora del grupo de trabajo sobre salud de la Comisión Vaticana Covid-19 creada por el papa Francisco, aseguró este martes que “resulta vital convencer a aquellas personas que rechazan” las inyecciones.
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“Debemos hacerles comprender la importancia de que se las pongan”, aseguró Keehan en un seminario a través de Internet organizado por la Unión Internacional de las Superioras Generales (UISG), la organización que aglutina a cerca de 2.000 institutos religiosos femeninos a las que pertenecen 658.000 monjas de vida apostólica. Bajo el título ‘Economía y salud: las religiosas, líderes de un nuevo modelo’, este encuentro se enmarca en una serie de charlas promovidas por la UISG para dar visibilidad a cómo las religiosas empoderan en diversas realidades a las mujeres. Su lema es, precisamente, #SistersEmpoweringWomen.
Fin de los paraísos fiscales
Otra de las ponentes del seminario fue la salesiana Alessandra Smerilli, subsecretaria del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral y coordinadora del grupo de trabajo sobre economía de la Comisión Vaticana Covid-19. Tras recordar el camino recorrido en la iniciativa ‘La Economía de Francisco’, en la que jóvenes empresarios y economistas han exigido el fin de los paraísos fiscales, la desigualdad salarial entre hombres y mujeres y el acceso a la educación de calidad para las niñas, entre otras cuestiones, Smerilli subrayó que los jóvenes piden más protagonismo a la Iglesia. Por ello invitó a la Vida Consagrada a responder de manera “creativa y acogedora” para acogerles.
La subsecretaria del citado Dicasterio puso como ejemplo concreto de la labor de la Comisión Covid-19 del Vaticano el trabajo para ayudar a las familias, individuos y pequeñas empresas endeudadas. “Muchos con la pandemia no pueden pagar los plazos de sus préstamos e hipotecas. Hemos planteado una solución creativa: algunas instituciones compran las casas que salen a subasta pero se las devuelven a sus dueños anteriores, a los que se los quitaron por no pagar las deudas, renegociando los términos de los préstamos”, explicó Smerilli.
Ayuda para las congregaciones en apuros
En este mismo sentido, la religiosa Patricia Murray, secretaria ejecutiva de la UISG, recordó a las congregaciones femeninas que este organismo cuenta con una línea de ayudas financieras para los institutos en dificultades por consecuencias de la pandemia. “Hemos ayudado a las comunidades más afectadas con sus proyectos, que han perdido sus fuentes de ingresos o para hacer frente a sus necesidades de alimentación. Seguimos teniendo una pequeña cantidad para estas donaciones”, dijo Murray, animando a contactar con la UISG.
En el seminario también participó la religiosa Helen Alford, miembro de la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales y vicerrectora de la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino en Roma (Angelicum), que recordó a las consagradas que “cualquier cosa que hagamos para empoderar a las mujeres debería formar parte de nuestra misión”. Animó por ello a trabajar en cuatro áreas: educación; promoción de organizaciones “que ayuden a las mujeres a crecer”; crítica del mundo contemporáneo, “en el que se pisotean los derechos humanos”; y comunicación de la labor que hacen las religiosas.