La muerte del presidente del Chad, Idriss Déby, en circunstancias confusas, ha dejado el gobierno del país en manos de una Junta militar que, bajo el mando del hijo del dictador, llevará las riendas, al menos, durante los próximos 18 meses. En conversación telefónica con Vida Nueva, el obispo de Sarh, el comboniano español Miguel Ángel Sebastián, hace una llamada a la calma y asegura que todo queda “igual que cuando Déby llegó al poder”.
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PREGUNTA.- ¿Cómo está la situación?
RESPUESTA.- Tras unos días de incertidumbre, de temor, de confusión por las informaciones que iban llegando, parece que todo se va normalizando. Diría que el cambio nos ha devuelto al inicio.
P.- ¿Tienen claro qué ha pasado?
R.- La versión oficial, y los rebeldes también lo afirman, es que Déby murió luchando en el frente. Algo muy creíble conociendo al personaje, que siempre se caracterizó por su valentía y temeridad. Sin embargo, existen muchas dudas sobre esta versión, y cada vez más gente sostiene que el presidente fue asesinado por uno de sus guardias personales y que estamos ante un golpe de estado. Por aquí han corrido fotos del cadáver, y es, cuando menos curioso, que se aprecie una gran herida en la espalda…
P.- ¿El ascenso del hijo del dictador no traerá inestabilidad?
R.- Podría haberla… Pero el presidente francés, Emmanuelle Macron y los líderes de los países del Sahel han mostrado su apoyo al gobierno, y dudo que frente a eso puedan hacer mucho. Lo que sí es verdad es que el difunto presidente promulgó una ley por la que no se podía optar a la presidencia del Gobierno hasta los 40 años, y su hijo tiene 37…
P.- ¿Y eso no es un problema?
R.- Los generales le apoyan. El Consejo Militar de Transición, como lo han llamado. Han marcado un plazo de 18 meses en un comunicado lleno de palabras bonitas, como que no tienen intención de perpetuarse, que devolverán el poder a los civiles, que todo seguirá igual y cumplirán con todo lo pactado… Lo mismo que decía Déby cuando llegó, que sólo iba a estar unos meses y llevaba 30 años cuando falleció.
