El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dado un paso al frente más que significativo al respaldar la suspensión temporal de la propiedad intelectual de las vacunas para permitir una inmunización global a bajo coste. De esta manera, se suma a la propuesta realizada por varios países a la Organización Mundial del Comercio, que la Organización Mundial de la Salud ha acogido con satisfacción.
La Unión Europea ha mostrado su disposición de abordar el debate internacional que se ha generado tras conocer el parecer del líder demócrata. Mientras, la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas, consideran “decepcionante” esta decisión de liberalizar las patentes durante un margen de tiempo, al considerar que puede generar “desorganización”.
En cualquier caso, la posición adoptada por Biden respondería a la petición lanzada por el Papa desde el inicio de la pandemia: la universalización de las vacunas. De forma reiterada, Francisco ha reivindicado que la campaña de inmunización llegue a todos los rincones del planeta, bajo la premisa fundamental de que “todos vamos en el mismo barco” y no se puede luchar contra una pandemia global sin decisiones globales.
La última vez que el Papa argentino se manifestó al respecto fue en el concierto celebrado hace un par de días en Los Ángeles, precisamente para concienciar de la importancia de la inmunización. “Reciban la visita de este viejo que ni baila, ni canta”, saludó el Papa Francisco con un mensaje en vídeo en el que directamente hizo un llamamiento para “acabar de manera temporal con los derechos de propiedad” con tal de ampliar la fabricación de los sueros.
Esta decisión de Biden, el segundo presidente católico de la historia de Estados Unidos, llega en un momento de división entre el Episcopado norteamericano que se ha llegado a plantear debatir públicamente sobre si el mandatario es digno o no de recibir la comunión por el posicionamiento de su partido respecto al aborto. Ahora, con esta decisión de calado ético, moral y económico, se introduce otro criterio más en la mesa de los obispos.