La organización avaló los programas de promoción social en los que las mismas personas que reciben la ayuda son las protagonistas de su propia transformación
En la rendición anual que brinda cada año, Cáritas Argentina reconoció que el 2020 fue un año muy difícil por la pandemia que golpeó fuertemente a los sectores más vulnerables. Sin embargo, destacó una vez más la solidaridad y el esfuerzo de los argentinos.
Gracias a esta generosidad, la organización pudo distribuir más de 10 millones de alimentos y asistir a más de 3,2 millones de afectados.
Cáritas destacó que su principal preocupación es la promoción humana, motivo por el cual ha intentado generar y ofrecer respuestas integrales a la problemática de la pobreza, desde la dignidad y la justicia.
Educación, cuidado de la infancia, promoción laboral, autoconstrucción del hogar y el acompañamiento de las adicciones son los tópicos más presentes en las actividades de la institución de ayuda.
La tarea se orienta a la formación, capacitación y acompañamiento de personas y comunidades, brindándoles respuestas y oportunidades para que sean ellos mismos los protagonistas de sus historias de superación.
Cáritas Argentina destinó más de $ 500 millones a programas relacionados con la niñez, la economía social y solidaria, infraestructura y viviendas, desarrollo institucional y adicciones, en las distintas provincias de la Argentina.
Además, con más de 40 instituciones de ámbitos públicos y privados, académicos y organizacionales contribuyeron al desarrollo y la promoción de más de 120 mil destinatarios que inciden en sus grupos familiares y comunidades.
El dinero recaudado tiene distintas fuentes: donantes particulares (28%), empresas y organizaciones (22%), subsidios del Estado para programas sociales específicos (31%), cooperación internacional (8%), y legados personales (1%), entre otros. Esta contabilidad no incluye las valiosas donaciones de servicios o en especie que muchas empresas brindan con diversos fines.
En esta rendición, Cáritas Argentina agradeció la ayuda para transformar vidas e invitó a humanizar lo que representa cada número y tratar de ver imaginariamente los rostros de las personas que están detrás de cada acción que realizan.
“Para nosotros, detrás de los números fríos hay personas, hay rostros que conocemos con nombre y apellido, hay familias, comunidades que trabajan, niños que sueñan, madres que sufren, padres con ansia de futuro, abuelos que regalan sabiduría, excluidos que esperan”, concluyeron.