Luci se hace de menos. “Yo no lideré ninguna iniciativa aquí durmiendo en la acampada ni llegué a estar en las comisiones de barrio que se crearon, solo fui una más”. Una de tantos. De las que hicieron posible aquella marea reivindicativa del 15-M. Mucho antes de que pocos pudieran imaginar la que se venía encima. Ella sí estaba entre los que se mojaron en los prolegómenos.
Participó en una manifestación el 7 de abril que tenía por lema ‘Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo’, donde se cocinaba el ambiente que se viviría después. “Era una de esas que no tenía trabajo y estaba cansada de todo lo que veía alrededor. Recuerdo que fui con una amiga que estaba trabajando en un centro de salud y la dejaron salir antes. La compañera que la cubrió le dijo que teníamos que participar porque las cosas estaban mal y había que hacer algo”. En esa protesta ya se escuchaban el ‘sí, se puede’ y el ‘no nos representan’ que días después se convertirían en gritos pacíficos de guerra.
Quizá Lucila Bergareche no ejerció papel protagonista alguno después, pero sí se hizo presente un día sí y otro también como parte de ese todo que anhelaba un cambio. Participando, por ejemplo, en una asamblea de cooperación.
“Teníamos la sensación de que nos estábamos moviendo, al igual que las generaciones anteriores se movieron para abrazar las libertades y la democracia. Como joven, para mí significó sentirme parte del cambio, de implicarse para transformar algo que no nos gustaba y que no nos representaba”, reflexiona esta cristiana de Aluche: “Lo viví como un momento de una fe comprometida, de un ‘tenemos que estar ahí como comunidad’, con esa idea de la caridad política que nos lleva a ser ciudadanos activos en defensa del bien común”.
“Siempre he vivido con la utopía real de que otro mundo es posible si lo llevas a tu vida diaria”, expresa con la misma nostalgia que con el convencimiento de que nada cayó en saco roto: “Entonces sentí que sí se removían algunos pilares para alzar la voz en favor de una sociedad más justa, sostenible e igualitaria, que tuviera la persona en el centro”.
Al repasar en la Wikipedia lo que queda registrado para la historia, muestra su pesar porque al final el único fruto político con el que se identifique aquella experiencia sea la creación de Podemos. “En realidad, se puso fin al bipartidismo, permitió el despegue de ciudadanos y animó una participación social que estaba aletargada”. Luci lanza su tesis junto a la placa que la alcaldesa Manuela Carmena ordenó colocar en la esquina con la calle Preciados con la frase “Dormíamos, despertamos”.