Vaticano

“Con el ministerio del catequista el Papa promueve aún más el compromiso de los laicos”, dice Fisichella

El presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización señala que esta decisión de Francisco ayuda “al crecimiento de la comunidad cristiana”





El papa Francisco ha puesto en valor la figura del catequista con la instauración de un ministerio para los seglares que desarrollan este papel indispensable en la transmisión de la fe católica. Con el ‘motu proprio’ ‘Antiquum ministerium’, publicado esta martes por el Vaticano, el Pontífice “promueve aún más la formación y el compromiso de los laicos” al tiempo que da “mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado”. Así analizó esta novedad el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, el departamento de la Santa Sede encargado de la catequesis.



“Instituir un ministerio por parte de la Iglesia equivale a establecer que la persona investida de ese carisma está realizando un auténtico servicio eclesial a la comunidad”, subrayó el arzobispo italiano, que recordó cómo la catequesis “siempre ha acompañado el compromiso evangelizador de la Iglesia”. Con esta decisión del Papa, que responde a una intuición plasmada por Pablo VI en la exhortación apostólica ‘Evangelii nuntiandi’ (1975) y en la que el dicasterio presidido por Fisichella llevaba cinco años trabajando, se da “un paso más” en el reconocimiento a la identidad de los catequistas. El ‘motu proprio’ llega, además, un año después de la publicación del nuevo Directorio de Catequesis.

Un rito específico “en breve tiempo”

Fisichella destacó en su presentación cómo la creación del ministerio del catequista, que ayuda “al crecimiento de la comunidad cristiana”, responde tanto a las necesidades presentes de la Iglesia como a sus raíces, pues el concepto del ministerio está “fuertemente asociado” a los primeros grupos de cristianos. “La catequesis siempre ha acompañado el compromiso evangelizador de la Iglesia y era aún más necesaria cuando estaba destinada a los que se preparaban para recibir el bautismo, los catecúmenos”, remarcó.

Será el obispo de cada diócesis el encargado de oficiar la ceremonia en que será instituido el ministerio del catequista según un rito que, “en breve tiempo”, determinará la Congregación para el Culto Divino. A las Conferencias Episcopales les corresponderá por su parte determinar los requisitos, como la edad y los estudios necesarios, las condiciones y las modalidades de acceso.

“Al servicio del obispo”

Los catequistas que accedan a este nuevo ministerio quedarán íntimamente ligados al obispo de su diócesis. “Si el ordinario lo necesita, puede transferirlo a otra parroquia o zona diversa de la suya”, dijo el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, remarcando que el catequista está “al servicio del obispo y de la diócesis”.

La instauración de este nuevo ministerio supone un peligro de caer en la clericalización que reconoce el Papa en su ‘motu proprio’, como refrendó también Fisichella. Los laicos que sientan esta “llamada”, no obstante, no deben ser interpretados como “sustitutos” de los sacerdotes y de los consagrados, sino como “auténticos” seglares “que, en la particularidad de su ministerio, hacen posible experimentar en toda su extensión la llamada bautismal al testimonio y al servicio eficaz en la comunidad y en el mundo”. El arzobispo lo relacionó con otros ministerios como el acolitado y el lectorado, a los que el Papa dio acceso a las mujeres el pasado mes de enero.

Opuesto a la clericalización

Al ser preguntado por si la aprobación del ministerio del catequista respondía a las dificultades para sacar adelante cambios más polémicos como el diaconado femenino o los ‘viri probati’, planteados en el Sínodo sobre la Amazonía, Fisichella negó esta relación y advirtió que “pensar que un ministerio limita a otro” no constituye “una correcta teología de los ministerios”.

En la presentación del ‘motu proprio’ ‘Antiquum ministerium’ también participó el obispo Franz-Peter Tebartz-van Elst, encargado de la catequesis en el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, que advirtió que el ministerio del catequista “se opone a una clericalización de los laicos y a una laicización del clero”. Destacó después su “espiritualidad comunitaria” e integración en la comunidad y, finalmente, subrayó la importancia de que cuente con una formación “sólida y específica”. También advirtió que el catequista no debe asumir tareas litúrgicas o pastorales, ni tampoco responsabilidades de otros ministerios.

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