Vaticano

Las 8 razones por las que el Papa instituye el ministerio laical de catequista

Francisco ha instituido hoy este ministerio a través de la carta apostólica en forma de ‘motu proprio’ ‘Antiquum ministerium’





El papa Francisco ha instituido hoy el ministerio laical de catequista. A través de la carta apostólica en forma de ‘motu proprio’ ‘Antiquum ministerium’, el Pontífice invito a las conferencias episcopales a hacer efectivo este ministerio, “estableciendo el necesario itinerario de formación y los criterios normativos para acceder a él, encontrando las formas más coherentes para el servicio que ellos estarán llamados a realizar”.



La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos se encargará de publicar el rito de institución del ministerio de catequista, según avanza en su carta el propio Francisco. Y dirigiéndose a los obispos, indica que “el discernimiento de los dones que el Espíritu Santo nunca deja de conceder a su Iglesia sea para ellos el apoyo necesario a fin de hacer efectivo el ministerio de catequista para el crecimiento de la propia comunidad”.

El Papa justifica su decisión en este ‘motu proprio’, del que Vida Nueva extrae las 8 claves principales:

1. Un ministerio antiguo

“El ministerio de Catequista en la Iglesia es muy antiguo. Entre los teólogos es opinión común que los primeros ejemplos se encuentran ya en los escritos del Nuevo Testamento. El servicio de la enseñanza encuentra su primera forma germinal en los “’maestros’”, detalla el Papa en su carta.

2. Un carisma

“La Iglesia ha querido reconocer este servicio como una expresión concreta del carisma personal que ha favorecido el ejercicio de su misión evangelizadora. Una mirada a la vida de las primeras comunidades cristianas que se comprometieron en la difusión y el desarrollo del Evangelio, también hoy insta a la Iglesia a comprender cuáles puedan ser las nuevas expresiones con las que continúe siendo fiel a la Palabra del Señor para hacer llegar su Evangelio a toda criatura”, sostiene.

3. Beatos, santos y mártires catequistas

“Toda la historia de la evangelización de estos dos milenios muestra con gran evidencia lo eficaz que ha sido la misión de los catequistas. Hombres y mujeres animados por una gran fe y auténticos testigos de santidad que, en algunos casos, fueron además fundadores de Iglesias y llegaron incluso a dar su vida. También en nuestros días, muchos catequistas capaces y constantes están al frente de comunidades en diversas regiones y desempeñan una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe”, señala el Papa.

4. Concilio Vaticano II

Para Francisco, “a partir del Concilio Vaticano II, la Iglesia ha percibido con renovada conciencia la importancia del compromiso del laicado en la obra de la evangelización. Los padres conciliares subrayaron repetidamente cuán necesaria es la implicación directa de los fieles laicos. Junto a la rica enseñanza conciliar, es necesario referirse al constante interés de los pontífices, del Sínodo de los Obispos, de las conferencias episcopales y de los distintos pastores que en el transcurso de estas décadas han impulsado una notable renovación de la catequesis”.

5. Fidelidad y responsabilidad

Según el Pontífice, “fidelidad al pasado y responsabilidad por el presente son las condiciones indispensables para que la Iglesia pueda llevar a cabo su misión en el mundo. El Espíritu llama también hoy a hombres y mujeres para que salgan al encuentro de todos los que esperan conocer la belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana. Es tarea de los pastores apoyar este itinerario y enriquecer la vida de la comunidad cristiana con el reconocimiento de ministerios laicales capaces de contribuir a la transformación de la sociedad”.

6. Maestro y mistagogo

“El catequista está llamado en primer lugar a manifestar su competencia en el servicio pastoral de la transmisión de la fe, que se desarrolla en sus diversas etapas: desde el primer anuncio que introduce al kerygma, pasando por la enseñanza que hace tomar conciencia de la nueva vida en Cristo y prepara en particular a los sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente. El catequista es al mismo tiempo testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia”, explica.

7. Sin clericalismos

“Recibir un ministerio laical como el de catequista da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización”, apunta.

8. Entusiasmo apostólico

Por último, el Papa indica que “este ministerio posee un fuerte valor vocacional que requiere el debido discernimiento por parte del obispo. Este es un servicio estable que se presta a la Iglesia local según las necesidades pastorales identificadas por el ordinario del lugar, pero realizado de manera laical como lo exige la naturaleza misma del ministerio. Se requiere que sean fieles colaboradores de los sacerdotes y los diáconos, dispuestos a ejercer el ministerio donde sea necesario, y animados por un verdadero entusiasmo apostólico”.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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