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Carme Soto: “No podemos seguir proclamando un Dios que discrimina a las mujeres”





“Jesús de Nazaret es quien nos salva. Es en quien debemos poner nuestra fe, una fe desde el servicio. Pero un servicio que iguala, no en el que somos servidoras, sino miembros de derecho. Tenemos preguntarnos: ¿ese Dios en el que yo creo que me puede discriminar de algunas cosas del camino eclesial? ¿Jesús me puede discriminar? No podemos seguir proclamando un Dios que discrimina a las mujeres”. Estas han sido las palabras de Carme Soto, sierva de San José y autora del libro ‘Cuando Dios habla no solo en masculino” (PPC), en la presentación hoy del mismo organizada por la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG).



Y es que, tal como ha explicado Soto, “la comunidad de iguales es aquella donde todos tenemos un espacio y todo es circular“, por lo que la verdadera pregunta sería “si nuestra Iglesia es circular”. “Cuando nombramos a Dios, ¿nombramos a un Dios padre y madre, amigo y compañero, salvador, creador de vida de hombres y mujeres de la misma manera?”. “Muchas veces, cuando te ves en los espacios litúrgicos y eclesiales no te sientes en esa ‘mesa circular'”, ha aseverado.

Ante esto, es necesario darse cuenta de que “el discurso que se ha hecho a lo largo de la historia, también en el momento en el que se puso palabra a la revelación, es un discurso nacido en un contexto, en una sociedad, en una cultura androcéntrica, y, con lo cual, está marcado por esa doble situación”. Esto, de hecho, ha tenido sus consecuencias, haciendo que “las mujeres hayamos recibido la Salvación mediada por esa cultura”.

Resignificar la historia de la Salvación

Por todo ello, Soto ha reivindicado que “lo primero que hay que cambiar son los imaginarios que tienen que ver con esa cultura, los símbolos, la forma de relacionarnos, de entendernos hombres y mujeres dentro de la Iglesia”. Y, a la hora de cambiar estos imaginarios y la forma de pensar a Dios, es necesario “incluir también nuestra palabra, cómo nosotras sentimos la salvación, cómo sentimos a Dios”.

Sin embargo, la religiosa ha subrayado que no se trata de “decir que Dios es madre, o que es mujer, o que es tierna”, ya que esto “son cosas que, en primer lugar, ya están en la Biblia, y eso no ha hecho que sea menos patriarcal en su conceptualización”. Además, tampoco incorpora a las mujeres como miembros “de pleno derecho, porque nos vuelve a situar en elementos o características que son muy femeninas y que no nos igualan sino que nos diferencian”.

Asimismo, Soto ha señalado que, hermenéuticamente hablando, la ‘sospecha’ “no es algo negativo, sino caer en la cuenta de que quien narra esa historia de la Salvación está inserto en un contexto, tiene unos intereses y se dirige a una audiencia”. Ante esto, es necesario “resignificar el papel de las mujeres en la historia de la Salvación”, si bien “no se trata de que ahora seamos las mujeres las que tengamos que decir cómo se hace Teología o cómo debe ser la Iglesia, sino de que lo reflexionemos juntos. Que hagamos una nueva tortilla”.

Por último, Soto ha subrayado que, a día de hoy, “hay muchísima Teología ecofeminista, en el marco del cuidado de la creación, porque las mujeres hemos estado muy a pie de calle, viendo destruirse la naturaleza y lo hemos sentido en nuestro propio cuerpo”. “La Teología feminista se abre no solo a las causas de las mujeres, sino de, en general, el mundo en el que vivimos desde una perspectiva holística”, ha afirmado la religiosa.

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