“Hay una frase del Evangelio que puede ayudar a cualquiera, incluso a los que no creen. Jesús dice: ‘Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón’ ( Mt 6, 21). ¿Dónde está nuestro tesoro, el tesoro de nuestra sociedad? ¿En los niños o en las finanzas? ¿Qué nos atrae, la familia o la facturación?”. Estas son las preguntas que se ha hecho hoy el papa Francisco en la inauguración de la primera edición de los Estados Generales de la Natalidad, una iniciativa impulsada por el Foro de Asociaciones de Familia de Italia.
El evento se desarrolla de forma online, pero ha contado con la presencia física del Pontífice en el Auditorio de la Conciliación en Roma, donde fue recibido por el presidente italiano, Mario Draghi, entre otras autoridades. Durante su intervención, Jorge Mario Bergoglio ha pedido “ayudarnos unos a otros a redescubrir el valor de dar, el valor de elegir la vida”.
Asimismo, ha añadido: “El coraje de elegir la vida es creativo, porque no acumula ni multiplica lo que ya existe, sino que se abre a la novedad, a las sorpresas: toda vida humana es la verdadera novedad. Todos hemos recibido este don único y los talentos que tenemos sirven para transmitir, de generación en generación, el primer don de Dios, el don de la vida”.
El Papa ha impulsado a la sociedad italiana a luchar por la vida. “A veces te sentirás como si estuvieras gritando en el desierto, luchando contra molinos de viento. Pero adelante, no te rindas, porque es bueno soñar, soñar con el bien y construir el futuro”, ha señalado, para luego rematar: “Sin nacimientos no hay futuro”.
Francisco ha comenzado su alocución alertando de que nos encontramos ante una “cuestión urgente” que “está convirtiendo a Europa en el Viejo continente ya no por su gloriosa historia, sino por su avanzada edad”.
“Para que el futuro sea bueno, es necesario cuidar a las familias, especialmente a las jóvenes, que se ven asaltadas por preocupaciones que corren el riesgo de paralizar sus planes de vida. Pienso en el desconcierto por la incertidumbre del trabajo, pienso en los miedos que dan los costes cada vez menos sostenibles de la crianza de los hijos: son miedos que pueden tragarse el futuro, son arenas movedizas que pueden hacer colapsar una sociedad”, ha advertido.
En el mismo sentido, ha continuado: “También pienso, tristemente, en las mujeres que se desaniman a tener hijos por el trabajo o tienen que esconder la barriga. ¿Cómo es posible que una mujer se avergüence del regalo más hermoso que la vida puede ofrecer? No las mujeres, pero la sociedad debe avergonzarse, porque una sociedad que no acoge la vida deja de vivir”. Y ha remarcado: “¡Los niños son la esperanza que hace renacer a un pueblo!”.
Por otro lado, Bergoglio ha agradecido al Gobierno italiano la decisión de otorgar un cheque bebé por cada nacimiento. “Espero que este subsidio satisfaga las necesidades concretas de las familias, que tantos sacrificios han hecho y están haciendo, y que marque el inicio de reformas sociales que pongan a los niños y las familias en el centro”, porque “si las familias no están en el centro del presente, no habrá futuro”.
El Papa ha compartido tres palabras que espera “sean útiles en vista de una primavera esperada, que nos sacará del invierno demográfico”: regalo, sostenibilidad y solidaridad.
En primer lugar, el Papa ha reflexionado en torno a la palabra ‘regalo’. “La vida es el primer don que todos han recibido. Nadie puede dárselo a sí mismo. Hemos recibido un regalo y estamos llamados a transmitirlo. Y un niño es el mejor regalo para todos y es lo primero. Debemos poner a los niños primero si queremos ver la luz nuevamente después del largo invierno”, ha indicado.
En segundo lugar, Francisco se ha centrado en la ‘sostenibilidad’: “La sostenibilidad es una palabra clave para construir un mundo mejor. A menudo hablamos de sostenibilidad económica, tecnológica y medioambiental, etc. Pero también tenemos que hablar de sostenibilidad generacional. No podremos alimentar la producción y proteger el medio ambiente si no estamos atentos a las familias y los niños. El crecimiento sostenible viene de aquí. La historia lo enseña”, ha afirmado.
“Durante las fases de reconstrucción posteriores a las guerras –ha agregado–, que en los últimos siglos han devastado Europa y el mundo, no ha habido reinicio sin una explosión de nacimientos, sin la capacidad de infundir confianza y esperanza en las generaciones más jóvenes. Incluso hoy nos encontramos en una situación de reinicio, tan difícil como preñada de expectativas: no podemos seguir modelos de crecimiento miopes, como si solo fueran necesarios algunos ajustes apresurados para prepararnos para el mañana”.
Asimismo, ha añadido: “Sostenibilidad rima con responsabilidad: es el momento de la responsabilidad para hacer florecer la sociedad. Aquí, además del papel primordial de la familia, la escuela es fundamental. No puede ser una fábrica de nociones para derramar sobre los individuos; debe ser el momento privilegiado para el encuentro y el crecimiento humano. En la escuela, no maduramos solo a través de las calificaciones, sino también a través de las caras que conocemos”.
En este sentido, “para los jóvenes es fundamental entrar en contacto con altos modelos, que forman tanto el corazón como la mente. En educación, el ejemplo es muy útil, también pienso en las áreas del entretenimiento y el deporte. Es triste ver modelos que solo se preocupan por verse siempre bellas, jóvenes y en forma”.
En tercer lugar, Bergoglio se ha detenido en la ‘solidaridad’. “Así como hay una necesidad de sostenibilidad generacional, también lo es la solidaridad estructural. La solidaridad espontánea y generosa de muchos ha permitido a muchas familias, en este período difícil, avanzar y hacer frente a la creciente pobreza”. Sin embargo, “no es posible permanecer en el contexto de la emergencia y lo provisional, es necesario dar estabilidad a las estructuras de apoyo a las familias y ayuda a los partos”, ha indicado.
“Es indispensable una política, una economía, una información y una cultura que promuevan con valentía la tasa de natalidad”, ha reclamado. “Se necesitan políticas familiares de largo alcance y visión de futuro. Aquí radica la diferencia entre gestionar los asuntos públicos y ser buenos políticos. Es urgente ofrecer a los jóvenes garantías de un trabajo suficientemente estable, seguridad para el hogar, atractivos para no salir del país”.
Para el Papa, la solidaridad también debe expresarse en el contexto del “preciado servicio de información, que tiene un gran impacto en la vida y en cómo se cuenta. Necesitamos sacar a la luz los intereses y tramas que dañan el bien común, las maniobras que giran en torno al dinero, sacrificando familias y personas. La cultura del futuro no puede basarse en el individuo y la mera satisfacción de sus derechos y necesidades. Necesitamos una cultura que cultive la química del todo, la belleza del don, el valor del sacrificio”.