Dos escritoras, Beatriz Osés (Madrid, 1972) y Chiki Fabregat (Madrid, 1969), inundan de color, optimismo, felicidad, búsqueda de un lugar en el mundo, esperanza, compromiso con quienes nos rodean y humor los Premios SM 2021 de Literatura Infantil y Juvenil.
Osés lo hace con ‘Un bosque en el aire’, libro con el que vuelve a conseguir El Barco de Vapor dos años después de Los escribidores de cartas. De nuevo, con una reivindicación del mundo rural que, esta vez, encuentra en la reforestación un extraordinario argumento protagonizado por un niño de 12 años, Borja, y su padre, Martín.
“Yo lo describiría como una llamada directa a la acción. Esta sería para mí la definición perfecta del libro. Una llamada a conservar la naturaleza y también los sueños y el espíritu solidario”, afirma Osés, consagrada autora, entre otros muchos títulos por la saga de Erik Vogler.
Con ‘El cofre de Nadie’, premio Gran Angular, Fabregat narra también una historia de descubrimiento. “Creo que es positiva y optimista, porque todos los personajes luchan por mejorar su situación y que, tal como estamos ahora, es necesario un mensaje de optimismo en el que un libro, una historia o lo que sea nos diga que, esforzándonos, nuestra situación, sea la que sea, puede mejorar”.
Eso sí, como reconoce la autora a Vida Nueva: “Sin caer en esa complacencia de mensajes Mr. Wonderful, tipo ‘si quieres puedes’. Si no, más bien, de que si luchas por algo obtendrás una recompensa, y a mí este es un mensaje que me apetecía mucho que estuviera en este libro y en todos los que escribo. Y creo que es también positivo y optimista porque habla mucho de la importancia de rodearte de gente, de tener gente alrededor que te ayude. Para mí, esos son los dos mensajes con más fuerza de la novela”.
Borja y Martín, protagonistas de Un bosque en el aire –con ilustraciones de Luna Pan y dirigida a lectores a partir de 8 años–, se verán obligados a reforestar un “secarral” con 10.000 árboles. Pero lo que nació como una especie de chantaje –el abuelo lo impone si quieren cobrar su herencia “en vida”– se volverá una aventura, mágica y sorprendente.
Empatía siembra igualmente Fabregat, quien reconstruye en El cofre de Nadie –ilustrada por Julián Muñoz y recomendada para lectores a partir de 14 años– la huella de una joven que siempre ha vivido con su padre, un médico que la adoptó en Kenia.